Nos encontramos ante la más hermosa historia acontecida desde los tiempos en que Jesús y María habitaban entre los hombres aquí en la tierra.
Garabandal es una aldea aislada, de unos 300 habitantes, en las montañas del Cantábrico, al noroeste de España. Es un lugar de sobrenatural serenidad y belleza.
El 18 de junio de 1961, cuatro niñas: Conchita González, Jacinta González, Mari Loli Mazón (las tres de 12 años) y Mari Cruz González (de 11 años), jugaban en las cercanías de la aldea, cuando oyeron un sonido como de trueno. Asustadas, levantaron las cabezas para ver de dónde venía el ruido. De repente, vieron delante de ellas la hermosa figura de un Ángel resplandeciente. Tras unos breves instantes y sin haber pronunciado palabra, desapareció. Durante los días siguientes se repitieron las visitas del Ángel que, en silencio, las miraba y sonreía. Los habitantes de Garabandal comenzaron a reunirse con las niñas al caer de la tarde para rezar el rosario a la espera de la aparición.
Finalmente, el 1 de julio de 1961, el Ángel habló a las niñas y les dijo: "¿Sabéis por qué he venido? Debo anunciaros que la Virgen Santísima se os aparecerá mañana como Nuestra Señora del Monte Carmelo". Llenas de alegría, las cuatro niñas a la vez exclamaron: "¡Que venga pronto!"
El 2 de julio, fiesta de la Visitación en aquel entonces, hacia las seis de la tarde, las muchachas estaban en la "calleja", cuando la Virgen se apareció con el niño Jesús y dos ángeles. A uno de los ángeles le reconocieron como el que se les había estado apareciendo, que después fue identificado como S. Miguel Arcángel, y el otro parecía idéntico. Había más arriba, y a la derecha, un ojo que las muchachas llamaron el ojo de Dios. Sin miedo alguno, las niñas comenzaron a hablar con la Virgen. Hablaban sobre sus familias y el trabajo que hacían en casa o en los campos y la Virgen sonreía. Conchita dijo que era como si su Madre hubiera estado ausente durante un viaje y acabara de volver. Rezaron el rosario con la Virgen, y Ella les enseñaba a rezarlo bien.
Cuando la Virgen dijo que se tenía que marchar, las pequeñas le insistían para que no se fuera. Ella, para consolarlas, les prometió volver al día siguiente.
Y volvería aún, no sólo al día siguiente, sino en centenares de encuentros, en ocasiones varias veces a lo largo del día y de la noche.
Las niñas sabían perfectamente cuándo iban a tener aparición, gracias a lo que ellas mismas denominaban "las llamadas". Recibían tres "llamadas", que consistían en una alegría creciente que precedía y anunciaba la aparición. A la tercera "llamada", la alegría era tan grande que salían corriendo desde donde estuvieran hacia el lugar de la aparición, llegando casi simultáneamente y donde caían repentinamente de rodillas y en trance extático.
Continua en: En agosto de 1961 comenzaron las marchas extáticas, etc... San Sebastián de Garabandal (Página externa).
Himno de Garabandal
Fuente: garabandal.it/es/ y YouTube

Nos encontramos ante la más hermosa historia acontecida desde los tiempos en que Jesús y María habitaban entre los hombres aquí en la tierr...