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Vitautas Alphonsus Paulekas

Se llamaba Vitautas Alphonsus Paulekas, de origen lituano, vivía en Los Ángeles en los años cincuenta del siglo pasado, y probablemente fue el primer hippie que existió en el mundo.

Cuando miramos las imágenes de esa ya lejana y mítica época de mediados de los sesenta, en la que surgieron los hippies en California, siempre aparecen las caras de jóvenes y adolescentes que, fugados muchos de ellos de sus hogares a lo largo y ancho de los Estados Unidos, huían hacia San Francisco y alrededores para evadirse del mundo de rutinas y reglas de sus padres y experimentar con el sexo, ácidos como el LSD y la ilusión de formas de vida rupturistas y hasta revolucionarias.

En abierto contraste con esas imágenes que los vídeos musicales y publicitarios han banalizado hasta la náusea, Vitautas Alphonsus Paulekas nació en 1910. Era entonces casi un abuelo cuando, en 1962, "empezó a bailar cada dos semanas con una banda que hacia versiones del Top Ten, Jim Doval, The Gauchos". Vitautas, Vito, era un hombre de naturaleza dionisíaca, que se dedicaba a bailar junto a su mujer Zsou, su compinche Karl Orestes Franzoni, alias "Captain Fuck", y un grupo de treinta bailarines. Todos ellos se hacían llamar los freaks y presagiaban el mundo de las orgías, la vida en comunas y el ritmo desenfrenado de vida que caracterizaría al efímero universo hippie californiano.

Vitautas Alphonsus Paulekas

Barry Miles, quien vivió la explosión hippie desde su librería experimental Indica, en Londres, describe así a Vito: Llevaba el pelo peinado hacia adelante, cortado a lo beatle, y, aunque tenía un cuerpo muy juvenil, su cara surcada de arrugas y el bigote canoso revelaban su edad. Vito era una especie de gurú, que Richard Goldstein describía diciendo: "No es el sabio más expresivo, pero entra en los demás como un rayo. Sus teorías son de una lógica aplastante pero las expone con una alegría galáctica".

De Karl Franzoni, su compañero de baile y juergas, dice Miles:

Tenía una lengua increíblemente larga y puntiaguda que utilizaba para disparar como un monstruo de Gila. Vestía mallas rojas que exageraban el tamaño de sus genitales, camisetas estridentes y una gorra con una F que se refería a Captain Fuck. Igual que Vito, era un depredador sexual, y dirigía toda su atención a las adolescentes que se dejaban ver en los conciertos.

En muchas ocasiones el cambio se anida, casi que dormita, en los pliegues más profundos de una sociedad. Durante décadas, y a veces durante siglos, los sistemas permanecen inalterables en su esencia. Todo el orden establecido permanece inamovible y oprime, como una pesada losa, a aquellos que no se sienten a gusto y que viven bajo el yugo de formas y contenidos asumidos rutinariamente por las mayorías. Quienes llevan en sí las semillas de transformaciones profundas, pero para las cuales aún no está preparada la sociedad, deben vivir como excéntricos, desadaptados, fracasados, marginados, aventureros sin oficio, pústulas para el resto de sus contemporáneos. Cuántos seres humanos no habrán sufrido la tragedia de no ser compatibles con la época en que les fue dado vivir. Cuántos no fueron como el profeta Juan, que pregonaba solo y a destiempo, en los desiertos del Medio Oriente hace más de dos mil años.

Barry Miles
Barry Miles

Para que ciertos destinos sean realizados es necesario que coincidan con la época. De lo contrario, una suerte de sino inexorable de exclusión e incomprensión acompañará al hombre o a la mujer que pertenecen aun mundo que aún no existe. A estos hombres les ocurre como a Owen Glendower en el acto III de Enrique IV de Shakespeare, quien se ufana: "Puedo llamar a los espíritus desde la vasta profundidad", a lo que Hotspur responde escéptico: "¡Bah!, yo también puedo y todo hombre puede; pero ¿vendrán cuando los llaméis?". No basta entonces con que un hombre pretenda transformar la época en que vive, o darle un giro. Es necesario que desde las profundidades de ésta emerjan fuerzas prometeicas, titánicas, que permitan desafiar el poder de la rutina y la permanencia.

Vito y sus freaks estaban fuera de época en los años cincuenta. Probablemente, de no haber llegado el huracán dionisíaco de los sesenta del pasado siglo −con una música que estaba hecha para agitar todo el cuerpo, con ideas, ácidos y drogas que desataron toda suerte de experimentaciones y alucinaciones, con la explosión de bacanales que tuvieron lugar en unos pocos años−, los freaks hubieran pasado como un grupo de estrafalarios viejetes. Habrían sido vistos como viejos verdes que hacían que sus coetáneos muevan la cabeza en signo de total reprobación y que llevan a que adolescentes un tanto desquiciadas se conviertan en sus bacantes.

Karl Franzoni
Karl Orestes Franzoni

Hoy se agitan poderosos vientos de realidad. Fuerzas prometeicas parecen a punto de desatarse en muchos lugares de nuestro frágil planeta, amenazado de muerte por la voracidad de langostas de las delirantes fuerzas del dinero. Tal vez esté llegando la hora para muchas personas que han vivido en los márgenes, no sólo porque así lo han querido, sino porque las fuerzas dominantes las han acorralado allí. Y es que en tiempos de dictadura de formas caducas, sólo en los márgenes sobrevive la realidad con su capacidad para la auténtica innovación, la audacia para experimentar y el espíritu explorador.

Un gran aventurero llamado Thomas Edward Lawrence, afortunado que encontró durante algunos años su época, hace ya casi un siglo, y que quedó en la leyenda como Lawrence de Arabia, dejó este testimonio: Todos los hombres sueñan. Pero no sueñan de la misma manera. Los que sueñan por la noche en los secretos y polvorientos huecos de la mente se despiertan para descubrir su total futilidad; pero los soñadores diurnos son hombres peligrosos, capaces de poner sus sueños en acción con los ojos abiertos para hacerlos posibles.


Fuente: archivo PDF
Vitautas Alphonsus Paulekas, probablemente el primer hippie que existió en el mundo Vitautas Alphonsus Paulekas, probablemente el primer hippie que existió en el mundo

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agosto 17, 2014

Moda años 60

Los años sesenta no pueden reducirse a pesar de lo que muchos piensan, a unos cuantos hippies rebelándose en contra de la guerra de Vietnam. Es obvio que fue una época de controversia, pero lo que sucedió y sobre todo, lo que cambió entonces, sigue teniendo repercusiones políticas y culturales aún hoy en día.

En el periodo de posguerra, se habían concebido un gran número de niños, lo que explica que en este periodo la proporción de jóvenes en la sociedad fuese especialmente elevada. Esto da respuesta a muchas de las variaciones que fueron produciéndose, ya que la subversión provenía de unos hijos que sentían la necesidad de rebelarse contra sus padres, la Iglesia y el Estado, como símbolo de proclamación de libertad, desarrollando así una contracultura paralela. Contemplaban a la sociedad burguesa como una cosecha de normas absurdas y anticuadas, contra las que había que oponerse para formar parte del camino hacia el futuro y un mundo mejor.

De este modo, toda la espontaneidad y relajación se plasmaba en la ropa, que tenía que ser distinta y acorde con la ideología, no representando por tanto ningún símbolo de estatus o similar. Uschi Obermaier, top model de la época, resumía de este modo el espíritu de su tiempo: "todo era nuevo: la moda, la música, la filosofía, y, evidentemente, la forma de vida. No queríamos las mismas relaciones que nuestros padres, y en la comuna estábamos con la familia que habíamos elegido. Vivíamos según el principio de placer, lo probábamos todo".

A todo esto, contribuía de forma simultánea el crecimiento económico que otorgaba independencia a muchos jóvenes que podían emanciparse y montar sus propios negocios; la revolución sexual, que tal vez fuese alentada por la aparición de la píldora anticonceptiva que facilitaba a las mujeres su relaciones, y los movimientos feministas, probablemente alentados por la anterior aparición, que hacía sentir a las mujeres encadenadas siempre a preocupaciones en contraste con los hombres que se liberaban de toda responsabilidad.

The Who
The Who

La música se convirtió también en un motivo de unión entre los colectivos revolucionarios, con independencia de fronteras, culturas, razas y clases, logrando expresar todo aquello que con palabras no bastaba. Los precursores fueron Bill Haley y Elvis Presley, y destacaron especialmente los Beatles, aunque también lo hicieron con posterioridad los Rolling Stones, The Who, The Kinks, Jimi Hendrix y Eric Burdo.

También surgieron los mods, caracterizados físicamente y de forma significativa por un corte de pelo a lo "champiñón" y por supuesto los hippies y su "flower power", una manera de utilizar las flores como símbolo para la protesta contra las diferencias entre clases sociales, la intolerancia, el racismo y la guerra.

En lo que a la moda se refiere, por primera vez la de la calle entró en la alta costura, y como no podía ser de otro, lo hizo de la mano de Yves Saint Laurent. La alta sociedad sin embargo, consideraba esta moda casi como algo vergonzoso y carente de elegancia, sin entender que era precisamente eso, lo que la juventud quería, ya que la otra moda representaba una de las muchas imposiciones de antaño.

Dada esta situación, no es de extrañar que Mary Quant y su minifalda encajaran a la perfección entre las numerosas y variopintas tiendas de King’s Road y Carnaby Street en Londres, ciudad donde comenzó a surgir todo este movimiento juvenil.

El nuevo prototipo de mujer ideal lo representaba Twiggy, que con tan solo 16 años y 45 kilos de peso, se convirtió en una de las primeras modelos en ser un ídolo de masas. De hecho, con 19 años había reunido tanto dinero, que podría haberse retirado para el resto de su vida.

En París, la alta costura seguía su curso con un ídolo distinto, Jacqueline Kennedy, que tampoco pudo resistirse a la minifalda que lució por primera vez en 1966. Es entonces cuando el New York Times comentaría que el futuro de esta prenda estaba asegurado.

La minifalda
La minifalda

André Courrèges también contribuyó de forma significativa a la moda, creando en 1964 el estilo Space Age, que se caracterizaba por botas blancas sin tacón, pantalones y vestidos de corte geométrico y todo de un color blanco reluciente o plateado.

Pierre Cardin tampoco pudo resistirse y acabó sintiéndose imbuido por todo este universo de formas geométricas, creando vestidos cuyos escotes, estaban incluso diseñados con regla y compás.

Paco Rabanne cierra el triángulo de los tres diseñadores más característicos de la época, con una moda utópica de plástico y metal, no siempre realista para las necesidades del día a día, aunque no por ello carente de arte.

El prêt-à-porter y la moda de boutique, era lo más innovador de los años 60, lo que se vio reflejado en las colecciones de muchos profesionales que lanzaron segundas y terceras líneas de precio más asequible, tratando de abastecer así a unos jóvenes que rechazaban todo, pero no el consumismo.

Gradualmente, las diferencias entre clases fueron desapareciendo, y finalmente se conformó una dimensión en la que todo convivía: mini y maxi, pantalones y faldas…

Balenciaga diría: "la moda se ha vuelto vulgar", y tras ello cerraría sus salones en París y España. Desde entonces, se sigue buscando a su sucesor.

- Documental -



Laura Searle
redactora a+D
Fuente: archivo PDF
Los 60, años de hippies, moda y subversión en la sociedad Los 60, años de hippies, moda y subversión en la sociedad

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octubre 24, 2013
 

 

Pedro Luis Cenzano Diez (Administrador)
Yolanda Torres Cerezo (Supervisora)

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