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La Alquimia una antigua práctica protocientífica

Alquimia

La Alquimia

En la historia de la ciencia, la alquimia (del árabe ÇáÎíãíÇÁ al-khimia) es una antigua práctica protocientífica y una disciplina filosófica que combina elementos de la química, la metalurgia, la física, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte. La alquimia fue practicada en Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Persia, la India y China, en la Antigua Grecia y el Imperio Romano, en el Imperio Islámico y después en Europa hasta el siglo XIX, en una compleja red de escuelas y sistemas filosóficos que abarca al menos 2500 años.

La alquimia occidental ha estado siempre estrechamente relacionada con el hermetismo, un sistema filosófico y espiritual que tiene sus raíces en Hermes Trimegisto, una deidad sincrética grecoegipcia y legendario alquimista. Estas dos disciplinas influyeron en el nacimiento del rosacrucismo, un importante movimiento esotérico del siglo XVII. En el transcurso de los comienzos de la época moderna, la alquimia dominante evolucionó en la actual química.

Actualmente es de interés para los historiadores de la ciencia y la filosofía, así como por sus aspectos místicos, esotéricos y artísticos. La alquimia fue una de las principales precursoras de las ciencias modernas, y muchas de las sustancias, herramientas y procesos de la antigua alquimia han servido como pilares fundamentales de las modernas industrias química y metalúrgica.

Aunque la alquimia adopta muchas formas, en la cultura popular es citada con mayor frecuencia en historias, películas, espectáculos y juegos como el proceso usado para transformar plomo (u otros elementos) en oro. Otra forma que adopta la alquimia es la de la búsqueda de la piedra filosofal, con la que lograr la habilidad para transmutar oro o la vida eterna.

En el plano espiritual de la alquimia, los alquimistas debían transmutar su propia alma antes de transmutar los metales. Esto quiere decir que debían purificarse, prepararse mediante la oración y el ayuno.

Alquimia

Pero ¿De dónde proviene la alquimia?

La Alquimia es un arte tan antiguo como la propia humanidad. Su nacimiento (este incierto nacimiento de todas las cosas tan antiguas que pueden fijarse los condicionamientos históricos y geográficos que las motivaron, pero nunca una fecha exacta) puede fijarse dentro de la primera "industrialización" de la humanidad primitiva. Cuando los primeros pobladores del mundo dejaron de preocuparse exclusivamente de sobrevivir, y empezaron a reunirse en comunidades, surgió lo que se ha dado en llamar la primera civilización urbana.

Fue en su seno donde nacieron los primeros oficios, aparte la agricultura y el pastoreo: la carpintería, la metalurgia, la alfarería, la fabricación de tintes y colorantes... Sus técnicas eran simples pero funcionaban. No existía una ciencia como tal: los métodos no habian sido fruto de la investigación, sino de la casualidad y de la observación de la naturaleza. Y en todos ellos se hallaba presente la magia... esa magia característica de los pueblos primitivos de la humanidad, que quería que cada elemento común al hombre tuviera su dios particular, tanto en las cosas del cielo como en las de la tierra. Por eso, al igual que había los dioses de los elementos comunes al hombre: los metales, las piedras, los elementos, había también en el cielo los dioses de los planetas... de los que nacería, más tarde, la Astrología. Y la Alquimia, como todo el resto de la Magia, se halla también íntimamente ligada a la Astrología.

Sobre esta base se fundamentaron los 3.000 primeros años de historia antes de Cristo... y también los 3.000 primeros años de Alquimia.

Al principio se trata, por supuesto, tan sólo de una Alquimia infusa, que ni siquiera merece el nombre de tal, y que está basada en una serie de ideas puramente intuitivas: la unión de dos metales produce otro distinto, el tratamiento de un metal puede hacer variar su color y sus características... todos estos fenómenos eran fácilmente interpretados por los antiguos como transmutaciones, no como distintas apariencias de un mismo metal. Y esto, naturalmente, se puede aplicar a todos los metales, incluso los considerados como preciosos.


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Investigación: Fr.+ Lic. Roberto A. Molinari
Fuente: archivo PDF
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marzo 04, 2013

La Piedra Filosofal ¿realidad o leyenda?

Piedra Filosofal

Hace cuatrocientos años apareció un libro con el siguiente título en latín: Artis auriferae quatn chetniatn vocant (Del arte de hacer oro, lo que se llama química). Este título circunscribe los afanes de los químicos de siglos pasados, a quienes se llamaba alquimistas: fabricar oro.

Los alquimistas sabían que las «materias naturales», como los metales, no se pueden fabricar artificialmente. Pero, al parecer, se podían transformar. Como quiera que siempre fracasaban los experimentos, se pusieron a buscar una fuerza misteriosa, un ingrediente que promoviera una transformación del metal vulgar, convirtiéndolo en metal noble, en oro. Esta fuerza, buscada desde hace siglos y no encontrada todavía, era la piedra filosofal, llamada lápiz philosophorutn en el lenguaje especializado. Sólo con su ayuda se podría conseguir la «transmutación».

Los principios de la alquimia se remontan a la Antigüedad, y se pierden en las tinieblas de la mística y la mitología. Entre los egipcios ya fue un arte y una ciencia misteriosa. Sobre ello nos informan numerosos papiros. Hermes Trismegistos, el «tres veces grande», fue considerado como el fundador de todas las artes y ciencias. ¿Era la idea personificada de la fuerza e idéntico a Thot, la antigua divinidad egipcia? No sería extraño, pues la alquimia fue considerada como un arte sagrado y divino.

Se hicieron visibles las influencias de otros pueblos. Los astrólogos de Babilonia mezclaron la alquimia con la astrología y la magia, y las correlaciones que existieron durante siglos entre el sol, los planetas y los metales son de origen babilónico.

Durante la Edad Media la alquimia fue una curiosa mezcla de conocimientos químicos empíricos, magia, astrología y teología. Pero la idea del ennoblecimiento de los metales siempre aparecía en un primer plano. Ernst von Meyer dice al respecto: «Durante siglos existió tal convicción de que esto se podía realizar que casi todos los que dedicaron sus fuerzas a la química, además de muchos otros no profesionales, se esforzaron por conseguir este objetivo tan anhelado. El aditamento de las insensateces astrológicas y cabalísticas a los esfuerzos alquimistas permite reconocer claramente el grado de degeneración a que llegaron los no profesionales.»

Piedra Filosofal

Los alquimistas se habían dado cuenta de que algunos metales podían ser mezclados con otros, de forma que aparecían aleaciones, como por ejemplo la del bronce. Sin embargo, no creían en los metales elementales. En su opinión, los metales «puros» no eran más que mezclas de diversos componentes. Así pues, para fabricar oro solamente se necesitaba descubrir la mezcla correcta. Se experimentó, pues, en este sentido. Sin embargo, no se consiguió oro, sino metal vulgar de color dorado. Numerosos charlatanes se aprovecharon de este truco. Mientras tanto, los alquimistas se esforzaban por descubrir la piedra filosofal.

Los productos naturales de todas clases sirvieron como material en bruto y se elaboraron las más misteriosas recetas bajo el más estricto secreto. Los hombres de la Edad Media, en parte temerosos, en parte poseídos por la curiosidad, se fueron enterando de que para la consecución del plan era necesario realizar toda clase de misteriosas operaciones con dragones, leones rojos y verdes, cisnes blancos y otros animales selectos.

Roger Bacon (), un franciscano inglés, se atrevió a afirmar que la piedra filosofal era capaz de transformar en oro una cantidad un millón de veces superior de metal vulgar. Arnoldus Villanovus (), autor del Rosarius philosophorutn, una de las principales obras de la alquimia, se contentó con una cantidad cien veces superior. Ramón Llull (), del que se decía que en vida había acordado un pacto con el diablo y que posteriormente fue canonizado por la Iglesia (fue lapidado siendo misionero entre los mahometanos), escribió en su Testatnentutn novissimutn:

«Toma un pedacito de esta exquisita medicina, tan grande como una judía. Échalo en mil onzas de mercurio y todo se transformará en un polvo rojo. De este polvo echa una onza en mil onzas de mercurio, que se transformará en polvo rojo. De este polvo, coge nuevamente una onza y échala en mil onzas de mercurio y todo se convertirá en medicina. Coge una onza de la misma y échala en mil onzas de mercurio nuevo, y todo se convertirá nuevamente en medicina. De esta última medicina echa una onza en mil onzas de mercurio y entonces se transformará en oro, que será mejor que el oro de las minas.»

La enigmática fuerza maravillosa de la piedra filosofal no conocía límites. Era considerada como medicina milagrosa que conservaba la salud y prolongaba la vida por cuatrocientos años y más ¿O es que la larga vida de los patriarcas no se debió a la circunstancia de que debieron encontrarse en posesión de esa joya? Los alquimistas árabes creyeron que el oro fabricado artificialmente, incluso en forma líquida apto para beber (aurutn potabile), tenía poderosos efectos curativos.

¿Se podía dudar, pues, del hecho di que la piedra filosofal poseía una maravillosa fuerza médica? Durante la Edaa Media, esta creencia estuvo estrechamente unida a la esperanza del auxilio divino, e incluso ciertos pasajes de la Sagradas Escrituras permitieron llega a la conclusión de que tanto Moisés como su hermana Miriam y Juan Evangelista habían sido alquimistas. Por lo tanto, todo estribaba en encontrar la oración adecuada.

Piedra Filosofal

La alquimia alcanzó su máximo esplendor hacia finales de la Edad Media cuando todavía se consideraba posible engendrar seres vivos con la ayuda de la piedra filosofal. Por aquel entonces la alquimia comenzó a separarse gradualmente de la química, para desplegar una vida propia que ya no tenía nada que ver con la ciencia. Sin embargo, se mantuvo durante una época extraordinariamente larga. En este mismo siglo, por ejemplo, se llevó cabo un congreso alquimista en París.

No obstante, los alquimistas no han encontrado la piedra filosofal, aunque sus esfuerzos no fueron del todo inútiles. Uno de sus descubrimientos casuales por ejemplo, fue la destilación del alcohol. La porcelana también fue descubierta por un «fabricante de oro Johann Friedrich Bóttiger, que quiso hacer oro a principios del siglo XVIII descubrió «oro blanco». Finalmente, se considera que la pólvora fue descubierta por un alquimista, el monje franciscano Berthold Schwarz, que vivió hacia el año 1430.


José Ferrer - editorialbitacora
Fuente: archivo PDF
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diciembre 21, 2012

Composición

Esencias de la seducción

Ante todo el perfume es un compuesto de olores, más o menos complejo, más o menos armonioso. Su base casi siempre es de alcohol puro, acompañado con cuerpos y esencias aromáticas, de origen vegetal, animal o sintético, y de productos químicos para estabilizar la mezcla o darle más fuerza.

Pensamos en los olores vegetales como constituyentes de la esencia básica. En efecto, las plantas aromáticas, usadas desde los tiempos más remotos, son las primeras en constituir la “nota de fondo” de un perfume, sin embargo, los olores vegetales no se limitan únicamente al aroma de las flores, las frutas están tan presentes como ellas, y permiten en general perfeccionar una “nota de cabeza” añadiendo sus olores especiales. Es el caso particular de los cítricos, el limón, la naranja, la mandarina; otros perfumes más dulces se acompañan a menudo de notas de manzana, de melocotón o de albaricoque.

No olvidemos tampoco estos acentos de canela, de clavo y de nuez moscada, de musgo de roble, de lavanda, etc. Mil extractos vegetales, mil olores peculiares que le dan al perfume toda su personalidad.

Aunque menos conocidas, son muy importantes las esencias de origen animal que entran en la composición de un perfume, dándole al perfume una nota de sensualidad y actuando como “fijadores” del perfume. Hoy en día estos componentes son productos de síntesis, proviniendo de reacciones químicas elaboradas, y sin vínculo alguno con las sustancias animales originales. Cuatro de ellas ocupan un sitio relevante: el almizcle, la algalia, el castóreo y el ámbar gris.

El almizcle es una secreción de las glándulas de un ciervo de Asia central, el ciervo almizclero, también se extrae de la rata almizclera, el buey almizclero y el caimán de Florida. Hoy en día es un producto de síntesis que interviene como “fijador” del perfume y para dar al perfume una tonalidad suave y penetrante.

La algalia, en cambio, guarda su aroma fuerte y natural cuando se usa en perfumería. Originariamente se extraía de una glándula del animal del mismo nombre, que pertenece a la familia de los felinos. Hoy en día se produce sintéticamente.

El castóreo, como lo indica su nombre, tiene su origen en el castor canadiense, más precisamente en sus glándulas perineales. Existe una recomposición sintética de este producto, que no disminuye sus méritos como fijador del perfume con olor fuerte y amargo.

El ámbar gris, denominado durante mucho tiempo “el oro negro del mar”. Es una sustancia pegajosa, parecida a la cera, que se encuentra flotando sobre el agua en mares tropicales; se compone de los elementos no digeridos por el estómago de los cachalotes y es uno de los mejores fijadores de fragancias que se usan. Hoy en día el ámbar gris es creado sintéticamente.

Más allá de las sustancias vegetales y animales, desde más de un siglo se han desarrollado mucho los productos de síntesis, procedentes de la investigación en Química Orgánica. Ofrecen una amplia gama de olores encontrados en la naturaleza o no, y enriquecen el abanico del perfumista.

PerfumesElaboración y creación

Nacimiento de una sensación

La creación de un perfume es una mezcla de ciencia y arte; ciencia porque hay que buscar los aromas compatibles que mejoren y que colaboren entre ellos, y arte porque toda composición forma parte de la inspiración del artista, en este caso, perfumero, y como tal, a algunas personas les llegará a su interior produciéndoles emociones, y a otras, en cambio, les dejará fríos o simplemente les desagradará.

Detrás de cada perfume hay una prestigiosa “nariz”. Su adiestrado sentido del olfato es capaz de componer una sinfonía aromática con el virtuosismo de un músico genial. No existe ningún diploma o título para esta profesión, que precisa ante todo amor y don para los olores, además de un largo aprendizaje. También ciertas renuncias, porque una “nariz” no fuma y se protege de todo aquello que pudiera entorpecer su talento. Y es que los escasos expertos -se cuentan con los dedos de las manos- deben ser capaces de distinguir una gama de varios miles de olores, que además han de saber combinar.

En efecto, para crear un perfume, es preciso mezclar varias decenas de esencias que se mezclan en un cóctel de extractos vegetales, animales y sintéticos, que recrean un aroma capaz de evocar sensaciones, recuerdos y pensamientos. Además, hay que elegir lo que los especialistas llaman las “notas iniciales”, el aroma que se percibe inmediatamente, las “notas de corazón”, que determinan el carácter del perfume, y las “notas de fondo” que permanecen y fijan el conjunto. De la combinación de todas estas notas, afrutadas o verdes, florales y/o animales, nacerá el perfume. Sin embargo, en la industria de las fragancias no todo son buenos olores; tambien tenemos malos olores, que hay que estudiar. Esto se hace para saber como pueden ser suprimidos durante la fabricación, cómo pueden ser encubiertos o integrados en las fragancias de forma que pasen desapercibidos. Puede ocurrir que, en la concentración exacta, un mal olor origine una nueva nota olfativa. Un buen ejemplo es el indol, componente producido por algunas flores, como el jazmín. En la dosis mínima, como aparece en algunos perfumes, el indol toma un carácter distinto, lo cual casa a la perfección con la esencia del cuerpo humano. Lo mismo ocurre para algunos compuestos con azufre, como el 4-mercapto-4-metil-2-butanona, que es bastante repulsivo, pero cuando su concentración es de 1 ppm da una nota frutal natural y refrescante, que recuerda al cassis, un licor hecho a partir de grosellas negras.

Directos al corazón y al cerebro, estos mágicos elixires tienen un poder de comunicación tan veloz como el olfato. Ni siquiera una poesía se puede comparar con el tremendo efecto que tiene un perfume. No hay que mediar palabra, sólo hace falta respirar su aliento para sentirlo.

Pero, para que la fórmula del éxito se produzca, son necesarios años de trabajo para su elaboración. Como media, entre 3 y 5 años suele ser la tónica habitual hasta conseguir la mezcla exacta de aceites y esencias. Sin embargo, y después del costoso proceso de elaboración, sólo son unos pocos los elegidos para formar parte de la historia. Si cada año se lanzan 300 perfumes, finalmente perduran como mucho 3 ó 4.

Además, para crear un perfume que se hará famoso, hay que poseer una sensibilidad acorde con la época, como ocurrió con Shalimar (1925) de Guerlain, o más recientemente Opium (1977) de Yves Saint Laurent y Poison (1985) de Dior. En la actualidad los perfumes son más sorprendentes, como l´Eau d´Issey de Miyaké, con notas marinas acentuadas. O más discretos, para las jovencitas, como Eden de Cacharel En la mayoría de los casos, como ocurre en la moda o en la creación artística, el éxito surge de un encuentro entre un público y una sensibilidad. Para lograrlo el perfume ha de corresponder también con la firma que lo lanza al mercado y adecuarse a su imagen -lujo, juventud, sensualidad, misterio, originalidad. Entre el perfume, el frasco y la imagen que comunica, debe existir una perfecta coherencia.

PerfumesTécnicas de la elaboración de perfumes

La industria al servicio de la elegancia

Ya no se elaboran perfumes como antaño, en un siglo hemos pasado de algunas centenas de materias primas a millares de ellas. Gracias a las nuevas tecnologías, como el “Softact”, se tratan productos naturales individualmente, con los “Nature Print”, se reformulan enteramente los efluvios de una flor o de un ambiente: matices infinitos que enriquecen nuestra paleta. En estos momentos es la tecnología de la síntesis la que aporta más recursos al perfumista. A menudo, entre el 50 y 90% de los ingredientes en una composición provienen de productos sintéticos.

Se utilizan diferentes técnicas de fabricación según el tipo de ingredientes elegidos, a continuación veremos algunas de las técnicas más importantes, como son: Expresión, destilación, extracción, maceración de flores, softact, molécula de síntesis, y nature print.

Expresión

Solamente la corteza de los frutos hesperídios es suficientemente rica para poder exprimir sus esencias naturales. Una vez separada del fruto, la corteza se agujerea finamente y se comprime mecánicamente. El extracto obtenido se decanta y se filtra, con el fin de separar las partes acuosas de los aceites esenciales. Este tratamiento conviene hacerlo en frío para el caso particular de naranjas, limones y otros cítricos, cuyo aroma muy fresco no resistiría el calor.

Destilación

Consiste en separar por evaporación los sólidos de los diferentes componentes volátiles de una mezcla. Se calienta dicha mezcla de agua y de vegetales aromáticos, de manera que el vapor de agua arrastra los elementos aromáticos hacia la columna de destilación y una vez enfriados son recogidos. Posteriormente, el agua se separa por decantación de las sustancias aromáticas, resultando así las llamadas esencias.

Extracción

La extracción mediante disolventes consiste en poner en contacto los disolventes con la planta, de la que se va a extraer el aceite, de manera que los disolventes se impregnan de materias aromáticas.

Tradicionalmente, esta técnica se llamaba “enfleurage”, y se practicaba en frío con grasas animales. Se obtenían de esta forma pomadas y aceites aromáticos. Las grasas animales han sido reemplazadas por disolventes volátiles, como son el etanol, metanol, tolueno, butano o dióxido de carbono. Estos disolventes son eliminados por evaporación, se consigue de esta manera una materia con consistencia de cera: el concreto. Mezclado con alcohol, calentado y enfriado después, el concreto cede los compuestos vegetales y las ceras que contiene, y una vez eliminado el alcohol por evaporación se obtiene el absoluto.

Maceración de flores

La maceración de flores en frío, es el método más antiguo utilizado para la obtención de perfumes. Esta técnica ha sido prácticamente abandonada ya que se utilizaba con flores muy frágiles como la flor de azahar, el jazmín o las tuberosas. Los pétales, recogidos a mano, se disponían en una fina capa sobre una película de grasa animal dispuesta a su vez en una plancha de vidrio y cada 24 ó 48 horas (72 horas para las tuberosas) se retiraban minuciosamente los pétalos. Esta operación se repetía varias veces, hasta la saturación de las grasas, la pomada resultante cargada de aromas se rascaba, lavándola después para obtener infusiones.

Softact

El “softact” o extracción mediante CO2 : Colocado bajo presión y a una temperatura inferior a 40ºC, el CO2 pasa a un estado supercrítico, líquido. Adquiere de esta forma las cualidades de un disolvente, aliadas a la fluidez de un gas. Gracias a esta técnica, se pueden obtener extractos de una calidad olfativa, y de una pureza inigualable, sin ningún resto de disolvente y sin utilizar altas temperaturas.

El CO2 permite obtener sustancias aromáticas poco volátiles, como las que desprenden las especias por ejemplo, y más generalmente las de las materias primas secas, reacias a las técnicas de extracción tradicionales.

Molécula de síntesis

Una vez que una molécula ha sido seleccionada -después de uno o varios años de investigación- se ponen en marcha las técnicas más sofisticadas para poder producir dicha molécula pura, estable y en grandes cantidades. El proceso de fabricación total puede ser más o menos largo, o más o menos complejo siendo cada vez motivo de un estudio concreto. Por ejemplo, para obtener POLYWOOD a partir de geraniol puro, son necesarias una serie de operaciones (cloración, destilación, ciclación, hidrogenación, etc...). En total, 6 meses de transformaciones antes de obtener la materia prima de una forma utilizable.

Lo complejo de cada reacción química así como el número de etapas sucesivas influyen sensiblemente en el coste de una materia prima y en el tiempo utilizado para su fabricación. Conviene pues, optimizar toda la cadena de producción.

PerfumesNature Print

La naturaleza es una fuente inagotable de inspiración. Científicos y perfumistas utilizan su creatividad y curiosidad en la identificación de nuevas fuentes: una flor rara de perfume exquisito, una fruta recogida fresca, una especie del otro lado del mundo. Estos aromas vivos son a menudo inimitables.

Los científicos utilizan la técnica de análisis, conocida como “Nature Print”. Para captar un aroma, se seleccionan y valoran esmeradamente, diferentes extractos, mediante la cromatografía gaseosa y la espectrografía de masas.

Gracias a la técnica “Nature Print” se puede reconstruir la complejidad y la sutileza de un aroma, acercándolo lo máximo posible a la naturaleza.

PerfumesClasificación

De la esencia a la colonia

Si intentamos clasificar el mundo oloroso de los perfumes, sin duda alguna, deberíamos empezar por la concentración, esta clasificación es la que da las divisiones que todos conocemos:

En la cúspide de los perfumes se encuentran las esencias o extractos, es el perfume en su concentración más alta, el porcentaje varía, según las marcas, del 15 al 30%. Es el tipo de perfume más costoso, pero bastan unas pocas gotas para estar perfumado. Además, al tener mayor producto activo, es la fragancia que más perdura en el tiempo.

La eau de parfum posee una concentración de esencia inferior, del 10 al 15%, diluida en alcohol etílico de 90º. Puede usarse en mayores cantidades que la esencia, pero una cantidad exagerada puede resultar desagradable.

La eau de toilette proviene siempre de la misma fragancia, pero en una concentración que puede variar entre el 5 y 10%, diluida habitualmente en alcohol de 85º. Es la más popular en el mercado y su precio es inferior al de las dos anteriores.

El agua de colonia casi no se puede considerar perfume, ya que su porcentaje de esencia varía entre el 3 y 5% , diluida en alcohol de 70-80º. Son fragancias muy suaves, con poca persistencia, las más adecuadas para el uso cotidiano.

La eau de fraiche es muy refrescante, casi siempre con muy poca esencia cítrica (limón o mandarina), también se llaman eau de sport. Aunque tiene un porcentaje de esencia bastante bajo (entre 1 y 3%), siempre está diluida en alcohol de 70-80º, por lo que no deban usarse al sol.

Curiosidades

Los perfumes son muy personales, y es bien sabido que el mismo perfume no huele igual en dos personas distintas. El perfume se funde con la piel y se adapta a ella hasta casi personalizarse. Cada piel tiene su propio olor, aunque sea imperceptible, determinado por el grado de acidez, el metabolismo y la química hormonal. Es por ello que comprar un perfume, solo porque en otra persona produzca aromas estupendos, es un error, muy habitual y muy caro, ya que estos productos no son precisamente baratos. Por ello, conviene tener claras unas peculiaridades que pueden encaminarnos hacia el éxito al elegir una fragancia:

Las primeras horas de la mañana son las mejores para probar un nuevo perfume, cuando el olfato es más sensible, y sin haberse perfumado previamente para no mezclar. Después de ponerte la fragancia, y antes de intentar captar sus aromas, espera unos instantes a que se caliente con tu cuerpo, así captarás la fragancia tal y como será cuando la lleves encima.

La fragancia llega a toda su amplitud al estar en contacto con el calor del cuerpo. Por tanto, los lugares indicados para perfumarse son aquellos donde late el pulso, ya que es donde la sangre aflora más a la superficie y, en consecuencia, donde está más caliente: cuello, escote, nuca, pliegue de los codos y las rodillas, tobillos, muñecas, hombros, lóbulos de las orejas.

A la hora de perfumarnos, dejamos el perfume sobre la piel sin frotarlo, los expertos llaman a esto “marear el perfume”, pierde parte de sus cualidades. Elige los lugares apropiados y déjalo calentarse. Es importante tener en cuenta el porcentaje de esencia que contenga nuestro perfume y la hora del día, ya que no son iguales los perfumes destinados a la noche que los destinados al día. Es por ello que debes elegir el perfume en función del día, de la hora e incluso del acto social.

Con respecto a la alimentación y el tabaquismo, tenemos que decir que en perfumería también tienen su importancia. El tabaco, a parte de miles de motivos por los que se debería prescindir de su uso, se ha demostrado en estudios realizados que disminuye la persistencia del producto, eso sin contar con la evidente mezcla de olores y por tanto la degradación del perfume. La alimentación también produce estos efectos con determinadas comidas.

PerfumesCada perfume tiene una edad, aunque no siempre resulte obvio, lo cierto es que los perfumes están orientados a sectores de la población atendiendo a su edad. Hoy en día hay un irresistible ascenso de los perfumes para niños, es cierto que aunque esta tendencia sólo existe desde hace diez años, su éxito es fulgurante. Además de las fragancias frescas (y poco o nada alcoholizadas), destinadas a los bebés y a sus madres, el mercado comporta también perfumes de chocolate o de mora pensados para las niñas. Y para las jovencitas existen versiones especiales de las grandes marcas como Fleur d´interdit de Givenchy o Tendre Poison de Dior, versiones más suaves de Interdit y de Poison, que evocan los de las “mujeres” a precios más asequibles, pues esta clientela adolescente es evidentemente sensible a los precios.

Los perfumes pueden provocar alergias, es extremadamente raro, pero puede darse el caso producido, generalmente, por los aceites esenciales o por los productos de síntesis, provocando reacciones alérgicas en la piel como eczemas o pigmentaciones que pueden durar un tiempo. La solución, en este caso, es no echarnos directamente el perfume sobre la piel o echarnos la menor cantidad posible, es mejor hacerlo sobre la ropa, de esta manera tendremos la seguridad de oler a ese perfume que nos gusta sin los posibles efectos secundarios que éste pudiera tener.


Deseada Tirado Gámez (a la memoria del profesor Fidel Jorge López Herrera).
Fuente: archivo PDF
Los Perfumes: el aroma de la Alquimia Los Perfumes: el aroma de la Alquimia

El perfume... una palabra llena de sensualidad y de evocaciones, que desde siglos acompaña y califica el lujo, el prestigio, la excepción. U...

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diciembre 19, 2011

Alquimia ciencia o magia

Alquimia ciencia o magia
Hace casi 2000 años un grupo enigmático de personas que recibían el nombre de alquimistas se embarcaron en una misteriosa y peligrosa búsqueda, en laboratorios rudimentarios arriesgaban su vida intentando fabricar oro, también pretendían hallar la sabiduría divina y el secreto de la inmortalidad.

- Documental -



Fuente: ver-documentales.net/alquimia-ciencia-o-magia
Alquimia ciencia o magia Alquimia ciencia o magia

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marzo 28, 2011
 

 

Pedro Luis Cenzano Diez (Administrador)
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