(1935 - 1977)
Un blanco en la corte negra - Historia
Ha sido el único músico en la historia que ha vendido más de cien millones de discos. Sin embargo, su figura ha traspasado de largo los límites del Olimpo musical y se ha convertido en un ídolo, un mito, un modelo al que emular o vilipendiar, y que a nadie deja indiferente. Su legado sigue hoy en plena vigencia.
"Cuando trabajáis sois una flauta a través de cuyo corazón el murmullo de las horas se convierte en música". Elvis debió releer miles de veces este fragmento de El Profeta del libanés Khalil Gibran, su libro de cabecera durante gran parte de su vida. Posiblemente le acompañó desde 1954, cuando ganó sus primeros 12 dólares con la música, hasta aquel ya mítico 16 de agosto de 1977, en que apareció muerto en
Graceland.
Elvis Aaron Presley nació el 8 de enero de 1935 en Tupelo (Misisipi) y a los trece años se mudó a Memphis con sus padres, Vernon y Gladys. Eran una familia de blancos en un mundo sureño, cuya banda sonora rezumaba gospel, blues y bluegrass, una música “de raza” que los blancos escuchaban tan sólo en la intimidad de sus hogares. A diario, Elvis se pegaba al transistor para no perderse ninguna emisión de las activas estaciones de radio locales como la WELO o la WHBQ. Y fue precisamente en uno de aquellos programas, donde el de Tupelo escuchó que Sun Records grababa “lo que sea, donde sea y como sea”, por 4 dólares. Con la intención de regalarle a su madre un disco con su voz, Elvis se plantó en la discográfica un sábado de agosto de 1953. Todavía tuvo que volver en varias ocasiones hasta que logró atraer la atención del dueño de la Sun, Sam Phillips, que vislumbró en aquel chico inseguro y nervioso el blanco con voz negra que llevaba años buscando. El 5 de julio de 1954, Elvis dejaba aparcado el camión que conducía habitualmente como trabajo y grababa That’s all right mama, canción con la que arrasó en las emisoras de medio condado.
El joven comenzó entonces las primeras giras por Misisipi, donde el público quedaba fascinado con aquel sorprendente manierismo vocal. Sin embargo, no era sólo su voz la que impactaba. Aquel insolente veinteañero paliaba sus nervios moviéndose compulsivamente sobre el escenario, algo que hacía enloquecer al público femenino y despertaba las iras de los más conservadores, que veían en él a un depravado pervertidor de la juventud. En una época acostumbrada a la sobria elegancia de Sinatra, los gritos descontrolados se convirtieron en la respuesta habitual a la chulesca actitud del cantante: mascando chicle, movía sus caderas y piernas como nunca nadie se había atrevido a hacer sobre un escenario. “Chicas, os espero a todas en el camerino”, llegó a decir al final de un concierto; la policía tuvo que ayudarle a salir de una ducha en la que se había atrincherado, cuando las fans le arrancaron el traje, las botas y parte de su piel.
El último single con Sun Records, I forgot to remember forget subió hasta el Nº 1 de las listas nacionales, lo que atrajo la mirada de las grandes discográficas. Así, a finales de 1955 y asesorado por su nuevo manager, el Coronel Parker, Elvis firmaba un contrato millonario con la RCA. Para muchos, fue el momento en que el be-bop y el rockabilly del chico del tupé se vieron “intoxicados” de un exceso de pop facilón. Cuestión de opiniones, pero lo que es irrefutable es que la fórmula funcionaba: el rock & roll de Elvis se instaló durante años con naturalidad en los primeros puestos de las listas de éxitos con canciones como Heartbreak Hotel o I want you, I need you, I love you.
Tras cumplir el servicio militar (1958- 1960), pasó los años sesenta en Hollywood y los únicos discos de Elvis que vio el mercado fueron las bandas sonoras de las películas que rodaba. Los tiempos habían cambiado y se sentía un extraño rodeado de la psicodelia y aquella cultura
hippie en la que su tupé no encontraba acomodo. Tras casarse con Priscilla Ann-Beaulieau (1968) recobró fuerzas y regresó a los escenarios con el especial de televisión Comeback Special. De nuevo encabezó las listas de éxitos con Suspicious mind o In the ghetto. Algunos multitudinarios conciertos en Las Vegas y un programa televisado vía satélite desde Hawai en 1973 fueron sus últimos hits musicales. En estos últimos años, su vida se había convertido ya en una macabra pantomima. Los desórdenes alimenticios, que le habían llevado a aumentar 50 kilos de peso, unidos a los cócteles de pastillas diarios, perjudicaban su voz y le impedían cantar como en sus inicios.
Lejos quedaba el muchacho que había emocionado a Sam Phillips en los años 50 y, así, una mala ronda de pastillas acabó con su vida el 16 de agosto de 1977. El rey había muerto. Larga vida al mito.
Curiosidades
¿Sabias que Elvis utilizaba tres tipos de gomina diferente para peinarse el tupé? Todos los que conocieron a Elvis en los inicios de su carrera coinciden en que era un chico sencillo y modesto, pero absolutamente preocupado por su aspecto. Su tupé, perfectamente esculpido, fue sin duda una de sus principales señas de identidad.
Con sus primeros dólares se compraba trajes en Lansky’s, una pequeña tienda de Memphis donde el dueño le traía modelos en tonos rosas y blancos sólo para él. Con el paso de los años, su gusto se fue haciendo cada vez más barroco: le apasionaban las joyas, los trajes de cuero ajustados, grandes cinturones… Y, cuando ya estaba en el estrellato contrató al sastre de Frank Sinatra, que fue el artífice de sus trajes con capas, que imitaban al Capitán Trueno. Su tupé, perfectamente esculpido, fue sin duda una de sus principales señas de identidad. “Me fascinaba mirar cómo se peinaba por la mañana”, recordaría su amigo, el músico Jimmie Rodgers Snow. “Usaba tres aceites diferentes para el pelo. En la parte delantera, una cera muy fuerte para el tupé, un tipo de aceite para la parte de arriba y vaselina atrás. Decía que era la única forma de que el pelo cayera perfecto mientras actuaba”.
En casa como en ningún sitio
Cuando comenzó a ganar dinero, su única pretensión era comprar una casa para sus padres. Y eso es lo que hizo en 1957, cuando adquirió la casa más famosa del mundo: Graceland. Con 18 habitaciones y un espectacular jardín, el cantante buscaba sobre todo que su madre se sintiera cómoda y feliz, por lo que mandó construir un gallinero donde Gladys daba de comer a sus animales. La mansión, decorada por George Golden, es un batiburrillo de estilos recargados, que van desde la psicodelia de la “habitación de la televisión” al aspecto selvático de la “estancia salvaje”.

La casa siempre ha producido una atracción irrefrenable sobre sus fans, y cuando todavía Elvis vivía en ella ya peregrinaban hasta sus puertas. Es el caso de
Bruce Springsteen que trató de saltar la valla de la mansión en 1976 –aunque fue detenido– o Jerry Lee Lewis, que pistola en mano, se plantó en la puerta de Graceland en noviembre de 1976, afirmando que quería matar al Rey. Aunque era su hogar principal, Elvis tenía otras casas, como la de Bel Air, donde sus invitados más celebres fueron los Beatles, que acudieron a la casa en 1965. Cuando los de Liverpool entraron en ella, se encontraron con Elvis tirado en un sofá, tocando el bajo y contemplando la televisión sin sonido. “Sé que Paul, Ringo y George estaban tan nerviosos como yo”, recordaría después John Lennon. “Éste era el chico al que habíamos mitificado durante años. (…) Sin embargo, Elvis hizo lo posible para que nos sintiéramos como en casa”. Todos se relajaron con una sesión conjunta entre los Fab four y el de Tupelo.
Las aficiones de Elvis
Además de su pasión por las armas, el cantante desarrolló un sorprendente afán por las placas de policía auténticas; de hecho, esta afición le llevó hasta la propia Casa Blanca. El 21 de diciembre de 1970 se producía en el Despacho Oval una reunión buñueliana. Richard Nixon decidió recibir a Elvis, después de que éste se plantara en las puertas de la Casa Blanca con una carta en la que le pedía al Presidente una entrevista y le enviaba como regalo una Colt 45 con siete balas de plata. Preocupado por la decadencia de una juventud enganchada a las drogas, el cantante solicitó al Presidente una placa de agente federal de lucha antidroga. Nixon, herido de muerte por la desastrosa guerra de Vietnam, pensó que una foto con Elvis podía otorgarle publicidad entre los jóvenes. Así, el cantante logró su placa oficial y Nixon la instantánea deseada.
- In the ghetto -
- Love me tender -
- My Way -
- La despedida del Rey del Rock (1977) -
Fuente:
muyinteresante &
muyinteresante
Elvis Presley, curiosidades e historia del rey del rock
(1935 - 1977) Un blanco en la corte negra - Historia Ha sido el único músico en la historia que ha vendido más de cien millones de d...