Pasión por el circo
Tonetti nació en Santander el año 1920, de familia modesta. Desde temprano manifestó un deseo inusual por ser gente del circo, farandulero de la lona y de la arena, siempre imaginando chanzas que entretuvieran a un publico sencillo y participativo. Pero como en casa hacia falta el dinero, su primer empleo lo obtuvo trabajando junto a su padre en la compañía Electra de Viesgo. No duro demasiado, porque transcurrida su experiencia como componente de la Rondalla Katiuska, a comienzos de los años 50 formo el grupo Hermanos Tonetti. Sin duda ninguna, el tal nombre artístico procedía del utilizado por el famoso clown italiano Antonet. Total, la tropa de ilusionados artistas comenzo su itinerancia formando parte del popular Radio Circo, creado por ellos, luego llamado Circo Hervás.
Pero lo de Pepe era la asuncion total de responsabilidades, para integrar un espectáculo redondo, y aunque nunca manifestó una vocación decidida de empresario -lo suyo no fueron nunca los números-, sin embargo fundo con su hermano Manolo, "Nolo" para todos los próximos, el Circo Atlas, que ya desde sus inicios fue el gran competidor del mas grande: el Circo Americano, el gran invento del bilbaino . Todo ello cuando España vivía en materia de circos su etapa dorada, pues, además de los mencionados, circulaban por capitales y pueblos otros de gran resonancia. Concretamente en Bilbao, donde el Circo Americano, esplendido, sentaba sus reales, la presencia del Circo Atlas comenzo a ser requerido.

Cuando afrontábamos la década de los 70, el circo comenzó a resentirse en sus estructuras. La voraz competencia de la televisión, su gratuidad y oferta, dieron al traste con el viejo espectáculo de la pista engalanada. Luchando contra todo y contra todos, los Hermanos Tonetti pudieron sobrevivir hasta el año 1982. Que fue casi decisivo, porque "Nolo", el cara blanca, víctima de una profunda depresión por el discurrir deficitario del Circo Atlas, pese a disciplinarse con un tratamiento psiquiátrico, optó por poner fin a su vida. Pepe no lo olvidaría jamás.

Bilbaíno de adopción, su número de
“la sardinera” figura por méritos
propios en las antologías del circo.
Bilbao en el corazón
El Bilbao que tanto quería le rindió un homenaje en 1985, dedicándole en el parque una estatua, obra del pintor Larrínaga -¿la primera escultura que hacía?-, como homenaje de admiración y respeto.
Junto a otros compañeros de profesión fundó el Club de Payasos Españoles y Artistas del Circo, de carácter benéfico, que prodigó actuaciones gratuitas por todas partes. Su dilatada y feraz vida artística fue recompensada en innumerables ocasiones. Poseía la insignia del Club de Payasos, el Premio Nacional del Circo (1972), el Premio Molino de Oro (1977), la Cruz de Beneficencia (1974), la Medalla de Cantabria (1985) y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, concedida el año 1993 en Consejo de Ministros. En noviembre de 1998, y por segunda vez, recibiría el Premio Nacional del Circo, que concede el Ministerio de Educación y Cultura. Una vez que el circo terminó para él, se recluyó en su casa de Algete y allí dio rienda suelta a su imaginación enhebrando versos sentidos y profundos, actividad que compartió con la pintura, tan de su gusto.

Junto con su hermano “Nolo”,
trágicamente fallecido,
fundó el inolvidable Circo Atlas.
El padre Miguel María Mendizabal, el "cura del circo", podría contarnos mil y una anécdotas de Pepe Villa del Río, por ejemplo, que su primer nombre artístico, Pevirio, lo diseñó partiendo de las letras que componían su nombre y apellidos. Y también nos hablaría de los días de éxito, aquellos en los que el Circo Price se iluminó de manera muy especial para aplaudir a figuras como Bela-Kremo, Don Saunders, Tandarica, Belli, con su tigre a caballo, los ciclistas Kolmedys, Paolo Bedini, Titos, Los Oña, Miss Mara, Los Feller, Cesare Togni y tantos otros cuyo recuerdo guarda el sacerdote payaso -que, incluso, formó pareja con Pepe Tonetti en alguna ocasión- como un tesoro que quiere compartir con todos.
Coleccionista de miles de noches en el circo, Tonetti goza ya en su pista celestial del público más distinguido. Y todo porque se cumpla el pronóstico de Ramón Gómez de la Serna.
† Tonetti nos dejaba †
Fue a primera hora de la tarde del viernes 20 de febrero del 2004, después de que su esposa Paquita le preguntara si iba a comer algo. No pudo contestar. José Villa del Río, Tonetti para todos, moría en su casa de Madrid. Con él se iba ni más ni menos que el último payaso tenido como tal, el último vestigio de aquellos días de gloria circense, cuando la pista se iluminaba de forma especial para recibir a toda una figura bajo la carpa inmensa de los sueños. "No había vuelto a ser él desde el derrame cerebral que sufrió el 26 de noviembre de 2002 en Bilbao", recordaba entristecido su hermano Víctor. Pero sí; a partir de aquel día aciago cuando en el Hotel Ercilla debía presidir la ceremonia de entrega de los premios que llevaban su nombre -protocolo que nunca se cumplió, pues hubo de ser trasladado con urgencia al Hospital de Basurto, Pepe Tonetti ya no fue el mismo. Parcialmente recuperado de aquel primer trago, se procedió a trasladarlo hasta Madrid y, desde aquella fecha fue empeorando paulatinamente. "Entraba y salía del hospital, pero en el último mes ya se vio el deterioro. Se había quedado en una décima parte de lo que era", añadía Victor.
Así que hoy estamos huerfanos del artista y de la persona, que tanto da. Bilbao se va a resentir, se está resintiendo ya, de esta falta inmensa. Nos queda, eso sí, su imagen bondadosa y jovial saludándonos con el sombrero desde la umbría del parque dedicado a Doña Casilda de Iturrizar. Y su hombría de bien, su bilbainismo militante, que tanto pregonó por todas partes. Murió el 20 de febrero de 2004 a los 83 años.
- Vídeo -
Por Carlos Bacigalupe
Fuente: archivo PDF

José Villa del Río - Tonetti Pasión por el circo Tonetti nació en Santander el año 1920, de familia modesta. Desde temprano manifestó un ...
Seguir leyendo...