Se llamaba Sebastián Martín, pero era más conocido como "Tony" Martín, "El Diablo" Martín, o también como "El Español". Había emigrado a Estados Unidos en Junio de 1925, siendo muy joven. Era un español natural de Aranda de Duero, y su familia era extremadamente pobre. La Ley Seca estaba vigente en Norteamérica y los nuevos inmigrantes que llegaban a montones cada día, no encontraban trabajo. New York se hallaba dividida en sectores dominados por grupos mafiosos y bandas, igual que Chicago y otras ciudades estadounidenses. Sebastián Martín formó una banda en Brooklyn a la que llamó "Los Diablos", de ahí que le llamaran "Diablo" Tony. Intentaban ganar dinero vendiendo droga, sobre todo marihuana, a la que con frecuencia mezclaban con té para abaratar su coste de compra y revenderla por mayores beneficios al parecer que había más cantidad.
Hasta aquí sólo es la historia de un joven y corpulento inmigrante español en New York que se había entregado al tráfico de drogas menores mediante una banda juvenil. Le fue más o menos bien con su banda de poca monta, con lo que se mudó a Harlem. Se aficionó a jugar al póker y apostar cantidades de dinero en las timbas clandestinas de los clubes ilegales con alcohol. Unos amigos le llevaron a la calle Colombia, donde tantos mafiosos famosos frecuentaban por aquel entonces. De ese modo un día le presentaron a Luís Capone y a Alfonso Capone. Por cuestiones de la vida, una noche unos matones de Luís Capone fueron a buscarle para que hiciera un trabajo para su jefe. Le llevaron ante Capone y le dijo que sus chicos le acompañarían hasta la noche. No fue hasta ese momento que le vistieron de policía y le hicieron ir a una peletería recién cerrada. El sereno le abrió el local convencido de que era un policía de verdad. Los hombres de Capone se abalanzaron rápidamente contra la gente de allí y realizaron un atraco a mano armada. Por aquel trabajo Tony Martín recibió 100 dólares de la época, y lo que fue decisivo en su vida: el visto bueno para formar parte de la banda de Al Capone. Uno más de sus asesinos a sueldo. Este mismo modus operandi fue usado para realizar La Matanza del día de San Valentín. Efectivamente era él quien también en aquella ocasión iba vestido de policía para que le abrieran la puerta por la que habrían de entrar los que ametrallaron a los competidores mafiosos de Al Capone. Tenía entonces 21 años.
Sombrero, gabán largo, puro en boca, anillo de acero para peleas y, otra característica de él hasta su muerte de anciano en España, era que siempre llevaba una pistola disponible para su mano izquierda (era zurdo). Decían de él que no hablaba mucho. Le metieron en el Sindicato del Acero, controlado por los Capone en los muelles de New York. Allí se dedicó a cobrar dinero por "protección", dar palizas, e incluso llegó a tirar gente al mar con los pies envueltos en cemento. Regresó a España con 63 años en 1969, con su esposa norteamericana, una mujer con la que se casó para obtener la nacionalidad norteamericana. Huía de Estados Unidos. Tenía miedo a volver, quizá por ello siempre llevaba una pistola hasta el día que murió. Hasta que llegó un tiempo que sus vecinos de Aranda de Duero recuerdan que tenía un gran miedo a morir.
De mayor le gustaba recordar brabuconamente su pasado mafioso, a la par que gastaba en cervezas y tapas para sus vecinos y amigos grandes cantidades de dinero en los bares, a pesar de que debía cobrar una pensión del Sindicato del Acero norteamericano (sorprendentemente tenía derecho a ella). Son sus biógrafos, y los de los Capone, los que hablan de sus actos más oscuros, ya que él solía contar sólo las partes que más le interesaban para ser admirado. Le gustaba ser admirado. Así por ejemplo, al dueño del café Iris llegó a decirle: "Sólo conocí a una persona con más cojones que yo". Se refería a un tipo que se le acercó una noche en los muelles de New York. Le pidió fuego para un cigarrillo, pero Tony Martín, nervioso, sacó su pistola y le encañonó a la boca diciéndole "toma fuego de aquí". A lo que el otro tranquilamente le respondió: "No, yo sólo le he pedido fuego para mi cigarrillo". Son historias de la mafia en su etapa "romántica".
Finalmente Tony Martín murió con 91 años afectado por el cáncer.
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Fuente: espiadelbar.blogspot.com.es/2008/06/noticia-471-desde-el-bar-el-informe-un.html

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