Se piensa que estaba en activo ya en los tiempos de la dominación visigoda. Su fundación la señalan los anales: El año 899 se fundó Cardeña.
El 6 de agosto del año 953 sus 200 monjes fueron martirizados por los musulmanes, canonizados en 1603 y conocidos como Los Mártires de Cardeña. El monasterio goza de gran popularidad con gran afluencia de devotos, entre los que se encuentran el rey Felipe II de España y su esposa la reina Doña Margarita de Austria. Una de sus preciadas reliquias, la cabeza de su abad San Esteban, fue trasladada al Monasterio de Celanova, también se encuentran dos urnas en el Monasterio de la Huelgas y otra en la Catedral de Burgos.
Cada año, el 6 de agosto, aniversario del martirio, la tierra del claustro donde fueron sepultados los mártires, se teñías de un color rojizo que parecía sangre. El milagroso prodigio, ampliamente testificado, se repite hasta finales del siglo XIV. El año 1674 ya una vez levantado el nuevo claustro de estilo herreriano se reprodujo el hecho, personándose el arzobispo Enrique de Peralta, que vivamente impresionado encargó un estudio, interviniendo médicos y teólogos. Recogio el líquido, coaguló al ser puesto en agua hirviendo.
Cardeña fue en los siglos altomedievales como un corazón ardoroso dentro del cuerpo de Castilla. La proximidad a Burgos, capital del condado, y la recia personalidad de los monjes hizo del vallejo un foco de espiritualidad, de cultura y de patriotismo. Los fieles aumentaron el patrimonio y Cardeña pudo alimentar a pobres, iluminar sus altares y montar un scriptorium en el que el monje Endura fabricó lindezas. Los condes venían a Cardeña y celebraban consejos oyendo al abad y a los monjes letrados.
El Beato de San Pedro de Cardeña fue realizado entre los años 1175 y 1180, cuanta con 290 páginas y 51 miniaturas. 127 folios se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, 2 en la Biblioteca Francisco de Zabálburu y Basabe, también en Madrid, 1 en el Museo Diocesano de Gerona y otros 15 en Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
Sobre la portada principal destaca el escudo de armas del Monasterio, en el que están representados por blasones las casas de Aragón, con tres coronas; de Castilla; de Barcelona, un león: de Asturias, cadena rodeando el campo; de El Cid, mano con llave; y de San Pedro, mano con espada.
Su edificación ha sufrido numerosas restauraciones, conviviendo así varios estilos. Son de destacar los siguientes elementos:
Robusto campanario donde se van alternando las diversas evoluciones del estilo románico. Jimena subía los perfectos escalones de caracol y oteaba el horizonte por si la polvareda anunciaba el retorno de Rodrigo.
Desde la sala capitular, que data del siglo XIII, se divisa a través de grandes cristaleras el claustro románico que data del siglo XII. Compuesto por arquería de medio punto sobre columnas únicas que descansan sobre fustes robustos y coronadas de capiteles que imitan el estilo corintio. Los arcos recuerdan en su decoración a los de la mezquita de Córdoba por su policromía, alternando los colores balnco y rojo. En la pared izquierda se encuentran unas antiquísimas piedras cuya inscripción recuerda el trágico suceso.
Para construir la iglesia de tres naves se destruyó la románica, aunque afortunadamente se salvó la torre, legítimo recuerdo cidiano. Reedificada en el siglo XVI, consta de tres naves, con una capilla aneja, denominada capilla de El Cid, ya que allí fue enterrado, y permaneció antes de su traslado a la catedral de Burgos. La fachada de la iglesia es de estilo barroco.
En el lateral derecho de la iglesia gótica, se abre una capilla barroca que data de 1753 a la que fueron trasladados los restos de El Cid Campeador y su esposa Jimena. En las paredes de esta legendaria estancia llamada Capilla de los Héroes, hay 29 nichos de reyes y familiares de El Cid. Entre ellos sus tres hijos, Cristina Rodríguez (Elvira), Reina de Navarra, María Rodríguez (Sol), Reina de Aragón y Diego, muerto en la batalla de Consuegra (1099).
Según la tradición, antes de marchar al destierro, Rodrigo Díaz de Vivar dejó en San Pedro de Cardeña, al amparo del abad Sisebuto a su esposa, Doña Jimena y a sus hijas. Para cumplir su voluntad, sus restos fueron trasladados desde Valencia, donde había fallecido en 1099, a éste su amado monasterio, donde durante algunos años permaneció emblasamado y sentado en un escaño del presbiterio. En el claustro nuevo una lápida recuerda el lugar que ocupaba su estancia o vivienda.
En la explanada situada frente a la fachada principal, en la que aparece una imagen ecuestre de El Cid Campeador, hay una estatua del Sagrado Corazón, y a la izquierda un monolito con leyenda alusiva al caballo Babieca. Coincide con el lugar donde fue sepultado el fiel animal, tal como atestiguan la excavaciones arqueológicas financiadas por el Duque de Alba en el año 1949.
Como consecuencia de la Desamortización desaparece el culto, hasta que el arzobispo de Burgos Manuel de Castro Alonso restableció a los trapenses ahora llamados de la Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia (OCSO). En 1936, se convirtió en campo de concentración.
Conocido popularmente como El Escorial burgalés fue reedificado por Garci Fernández, el de las manos blancas, que allí recibió sepultura. Continúan allí los restos de los Jueces de Castilla; Doña Elvira y Doña Sol, y su hermano Diego, muerto a temprana edad en Consuegra (Toledo); Ramiro Sánchez de Navarra; Ramiro de León, hijo de Alfonso I el Magno de Asturias.
Sobre la villa de Resmondo en el Partido de Villadiego y los lugares de Carcedo, Cardeñajimeno, Cardeñuela Riopico, Castrillo del Val, Orbaneja Ríopico y Villafría en el partido de Burgos durante el periodo comprendio entre 1785 y 1833, en el Censo de Floridablanca de 1787.
El 1 de mayo de 1942 se restauraba la vida monástica por monjes cistercienses llegados del monasterio palentino de San Isidro de Dueñas. En 1945 se eleva al rango de Priorato; en 1948 logra el título de abadía siendo su primer Abad Jesús Álvarez Álvarez. El 1 de abril de 2008 fue elegido abad por un sexenio Jesús Marrodán Ezquerro, siendo bendecido el 18 de mayo de 2008 por Francisco Gil Hellín, Arzobispo de Burgos.
Fuente: es.wikipedia.org/wiki/Monasterio_de_San_Pedro_de_Carde%C3%B1a
Santos Mártires
El 6 de agosto del año 953 sus 200 monjes fueron martirizados por los musulmanes, canonizados en 1603 y conocidos como Los Mártires de Cardeña. El monasterio goza de gran popularidad con gran afluencia de devotos, entre los que se encuentran el rey Felipe II de España y su esposa la reina Doña Margarita de Austria. Una de sus preciadas reliquias, la cabeza de su abad San Esteban, fue trasladada al Monasterio de Celanova, también se encuentran dos urnas en el Monasterio de la Huelgas y otra en la Catedral de Burgos.
Cada año, el 6 de agosto, aniversario del martirio, la tierra del claustro donde fueron sepultados los mártires, se teñías de un color rojizo que parecía sangre. El milagroso prodigio, ampliamente testificado, se repite hasta finales del siglo XIV. El año 1674 ya una vez levantado el nuevo claustro de estilo herreriano se reprodujo el hecho, personándose el arzobispo Enrique de Peralta, que vivamente impresionado encargó un estudio, interviniendo médicos y teólogos. Recogio el líquido, coaguló al ser puesto en agua hirviendo.
Cardeña fue en los siglos altomedievales como un corazón ardoroso dentro del cuerpo de Castilla. La proximidad a Burgos, capital del condado, y la recia personalidad de los monjes hizo del vallejo un foco de espiritualidad, de cultura y de patriotismo. Los fieles aumentaron el patrimonio y Cardeña pudo alimentar a pobres, iluminar sus altares y montar un scriptorium en el que el monje Endura fabricó lindezas. Los condes venían a Cardeña y celebraban consejos oyendo al abad y a los monjes letrados.

Heráldica
Sobre la portada principal destaca el escudo de armas del Monasterio, en el que están representados por blasones las casas de Aragón, con tres coronas; de Castilla; de Barcelona, un león: de Asturias, cadena rodeando el campo; de El Cid, mano con llave; y de San Pedro, mano con espada.
Su edificación ha sufrido numerosas restauraciones, conviviendo así varios estilos. Son de destacar los siguientes elementos:
Torre Cidiana
Robusto campanario donde se van alternando las diversas evoluciones del estilo románico. Jimena subía los perfectos escalones de caracol y oteaba el horizonte por si la polvareda anunciaba el retorno de Rodrigo.
Claustro de los Mártires
Desde la sala capitular, que data del siglo XIII, se divisa a través de grandes cristaleras el claustro románico que data del siglo XII. Compuesto por arquería de medio punto sobre columnas únicas que descansan sobre fustes robustos y coronadas de capiteles que imitan el estilo corintio. Los arcos recuerdan en su decoración a los de la mezquita de Córdoba por su policromía, alternando los colores balnco y rojo. En la pared izquierda se encuentran unas antiquísimas piedras cuya inscripción recuerda el trágico suceso.
Iglesia
Para construir la iglesia de tres naves se destruyó la románica, aunque afortunadamente se salvó la torre, legítimo recuerdo cidiano. Reedificada en el siglo XVI, consta de tres naves, con una capilla aneja, denominada capilla de El Cid, ya que allí fue enterrado, y permaneció antes de su traslado a la catedral de Burgos. La fachada de la iglesia es de estilo barroco.
En el lateral derecho de la iglesia gótica, se abre una capilla barroca que data de 1753 a la que fueron trasladados los restos de El Cid Campeador y su esposa Jimena. En las paredes de esta legendaria estancia llamada Capilla de los Héroes, hay 29 nichos de reyes y familiares de El Cid. Entre ellos sus tres hijos, Cristina Rodríguez (Elvira), Reina de Navarra, María Rodríguez (Sol), Reina de Aragón y Diego, muerto en la batalla de Consuegra (1099).
Lugar Cidiano
Según la tradición, antes de marchar al destierro, Rodrigo Díaz de Vivar dejó en San Pedro de Cardeña, al amparo del abad Sisebuto a su esposa, Doña Jimena y a sus hijas. Para cumplir su voluntad, sus restos fueron trasladados desde Valencia, donde había fallecido en 1099, a éste su amado monasterio, donde durante algunos años permaneció emblasamado y sentado en un escaño del presbiterio. En el claustro nuevo una lápida recuerda el lugar que ocupaba su estancia o vivienda.
Tumba de Babieca
En la explanada situada frente a la fachada principal, en la que aparece una imagen ecuestre de El Cid Campeador, hay una estatua del Sagrado Corazón, y a la izquierda un monolito con leyenda alusiva al caballo Babieca. Coincide con el lugar donde fue sepultado el fiel animal, tal como atestiguan la excavaciones arqueológicas financiadas por el Duque de Alba en el año 1949.
Como consecuencia de la Desamortización desaparece el culto, hasta que el arzobispo de Burgos Manuel de Castro Alonso restableció a los trapenses ahora llamados de la Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia (OCSO). En 1936, se convirtió en campo de concentración.
Panteón real
Conocido popularmente como El Escorial burgalés fue reedificado por Garci Fernández, el de las manos blancas, que allí recibió sepultura. Continúan allí los restos de los Jueces de Castilla; Doña Elvira y Doña Sol, y su hermano Diego, muerto a temprana edad en Consuegra (Toledo); Ramiro Sánchez de Navarra; Ramiro de León, hijo de Alfonso I el Magno de Asturias.
Jurisdicción de Abadengo
Sobre la villa de Resmondo en el Partido de Villadiego y los lugares de Carcedo, Cardeñajimeno, Cardeñuela Riopico, Castrillo del Val, Orbaneja Ríopico y Villafría en el partido de Burgos durante el periodo comprendio entre 1785 y 1833, en el Censo de Floridablanca de 1787.
Abadía cisterciense
El 1 de mayo de 1942 se restauraba la vida monástica por monjes cistercienses llegados del monasterio palentino de San Isidro de Dueñas. En 1945 se eleva al rango de Priorato; en 1948 logra el título de abadía siendo su primer Abad Jesús Álvarez Álvarez. El 1 de abril de 2008 fue elegido abad por un sexenio Jesús Marrodán Ezquerro, siendo bendecido el 18 de mayo de 2008 por Francisco Gil Hellín, Arzobispo de Burgos.
Fuente: es.wikipedia.org/wiki/Monasterio_de_San_Pedro_de_Carde%C3%B1a
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