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Distintas teorías de por qué el número 4 en romano, de algunos relojes, aparece como IIII

Newgate Clocks

En el colegio nos explicaron que el número cuatro se escribía de esta manera: IV. Y así lo vemos en el Big Ben de Londres al igual que en otros muchos, sin embargo si decides comprobarlo sin salir de España, en el reloj de la puerta del Sol, verás que el número 4 está representado por este símbolo: IIII, exacto, cuatro palitos, como diríamos más coloquialmente.

¿Pero por qué esta diferencia?

El sistema de numeración romano, derivado del que empleaban los etruscos, se basaba en el método aditivo. I y I eran II, V y I eran VI, y II y II eran IIII. Al pasar el tiempo decidieron empezar a usar el método sustractivo, mediante este sistema el número anterior resta su cantidad al siguiente. De esta forma, en lugar de escribir 4 como la suma de 2 y 2 (IIII) se escribió como la resta de 5 menos 1 (IV).

¿Por qué entonces ha seguido utilizándose el IIII en representación del 4? Hay múltiples teorías, históricas, estéticas, prácticas… éstas son unas cuantas:

La más extendida: Según una recopilación de información del Instituto Británico de Relojería la razón más probable se basa en motivos estéticos. Los cuatro caracteres IIII crean una simetría visual con su opuesto en la esfera VIII, también de cuatro dígitos, que el IV no consigue.

Motivos monárquicos: Entre las muchísimas historias, que relacionan a un monarca con el hecho de que el 4 en los relojes se escriba IIII, destacan dos:

La más creíble es la que explica que, en el año 1370, el relojero Henry de Vick recibió el encargo de realizar un reloj que se colocaría en la Torre del Palacio Real de Francia (actualmente conocido como “La Conciergerie”). El rey Carlos V de Francia recriminó al artesano el haber representado el 4 como IV. El relojero señaló que era así como se escribía, pero Carlos V respondió enojado: “El Rey nunca se equivoca” (por algo era apodado “El sabio”). Por tanto debió continuar el uso del IIII. El reloj fabricado por de Vick continua colocado allí.

Otra teoría, que también tiene a un monarca y a un fabricante de relojes como protagonistas pero no da nombres ni detalles de la época, es la que explica que un relojero suizo confeccionó un reloj encargado por su soberano, cometiendo la equivocación de representar el número 4 como IIII y no IV. El rey mandó ejecutar al artesano, a partir de ese momento, como protesta ante tal hecho y homenaje, todos los colegas de profesión del relojero decidieron utilizar el IIII en vez de IV.

Reloj números romanos

Por superstición: Se decía que el IV corresponde a las dos primeras letras de Júpiter, (IVPITER en latín), el dios romano, y por tanto su uso para denominar a un número podría considerarse inapropiado y blasfemo.

Simetría: el símbolo I es el único que aparece en las primeras cuatro horas, el V aparece las siguientes cuatro horas y el X últimas cuatro, proporcionando una simetría que se vería alterada si se usara el IV.

Comodidad: IV es más difícil de leer dada su posición en la esfera del reloj, ya que queda casi boca abajo.

Confusión: El 4 representado mediante IV podría representar confuso respecto al 6 VI al estar ambos boca abajo.

Para economizar: Los relojes se fabricaban de forma artesanal y los números se realizaban con moldes, pegándose después a la esfera. Una forma de economizar era haciendo los moldes con el conjunto de cada número, por lo que, para hacer un reloj, se necesitaba un molde con 4 X, otro con 4 V y cinco moldes con 4 I.


Marcos
Fuente: elsoldecaborca.info
Distintas teorías de por qué el número 4 en romano, de algunos relojes, aparece como IIII Distintas teorías de por qué el número 4 en romano, de algunos relojes, aparece como IIII

En el colegio nos explicaron que el número cuatro se escribía de esta manera: IV. Y así lo vemos en el Big Ben de Londres al igual que en ...

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octubre 02, 2013

Rómulo inventó el primer calendario de Occidente en el 753 a. C.

calendario occidente
Según la antigua tradición latina fue Rómulo, fundador de la ciudad de Roma y su primer rey, el que inventó en el año 753 a. C. el primer calendario, fecha que se tomó entonces como inicio para contar el tiempo en años desde «la fundación de la ciudad» (ad urbe condita). Dividía los años en diez meses: Martius, dedicado al dios de la guerra Marte; Aprilis y Maius, dedicados a la floración y en honor a la ninfa de la primavera Maia; junius era el mes de Juno, patrona de las cosechas; y Quintilis, Sextilis, September, October, November y Oecember eran simples nombres de ordinales. Sumaban en total 304 días y el año comenzaba con la Luna del Equinoccio de Primavera en marzo.

Numa Pompilio, sucesor de Rómulo, añadió los meses de januarius y Februarius, el primero en honor al dios romano Jano y el segundo dedicado a los dioses infernales y como mes de las «fiebres», reduciendo además los anteriores meses de 30 a 29 días, dando uno más a enero y dejando a febrero, mes nefasto, con solo 28 días. Eran en total 355 días.

El comienzo del año oficial siguió siendo durante los tiempos de la República romana el idus (plenilunio) de marzo hasta el 153 a. C. en el que el incidente de la guerra con Segeda y los celtíberos de Hispania decidió al Senado romano a adelantar el inicio del año oficial a las calendas de enero a fin de facilitar los preparativos de la guerra.

Tras diversos intentos de encajar los meses con los ciclos estacionales y las fases lunares, en el 46 a. C. Julio César encargó a Sosígenes, célebre astrónomo de Alejandría, la reforma del calendario. Repartió diez días más entre los meses, dejando de nuevo a febrero con sólo 28 días, sumando así los 365 actuales más un día extra cada cuatro años llamado «día sexto repetido» o «bisexto», nuestro bisiesto. Para que todo cuadrara, aquel año 46 a. C. tuvo en total 445 días, el más largo de la Historia y conocido como «el año de la confusión» por el desconcierto que creó.

Tras el asesinato de César en los idus de marzo, el Senado en su honor llamó Julius al antiguo mes Quintilis y su sucesor Augusto dio su nombre el mes Sextilis, quedando así básicamente configurado nuestro calendario actual.

Aún se introduciría otra reforma en el año 1582 por el Papa Gregorio XIII con el fin de corregir el desfase acumulativo del calendario juliano y poder seguir celebrando la Pascua en Primavera, suprimiéndose para ello los diez días de desfase que se habían acumulado y pasando el día «intercalari» del bisiesto al mes de febrero.


Fuente: archivo PDF
Rómulo inventó el primer calendario de Occidente en el 753 a. C. Rómulo inventó el primer calendario de Occidente en el 753 a. C.

Según la antigua tradición latina fue Rómulo, fundador de la ciudad de Roma y su primer rey, el que inventó en el año 753 a. C. el primer c...

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septiembre 18, 2013

El dinero del tributo
El dinero del tributo (Óleo sobre cobre, 16 x 25 cm)

Un editor español ha conseguido reunir algo más de un centenar de colecciones de monedas de la época de Jesús. La autenticidad de la colección ha sido declarada por especialistas ante notario, como auténticas de la época de los primeros cristianos.

Se trata de doce monedas únicas entre las que se encuentran varias prutah, como la de Herodes Agripa (el rey de los Hechos de los Apóstoles, de la Biblia) o una de Poncio Pilato, de especial interés por su relación con Jesús y su participación en la historia judía; un denario de plata único, dado que aparece acuñado el retrato del personaje que autorizó su acuñación; una dracma de Azes II, que por su fama de buen viajero y astrólogo lo identifican como uno de los 3 Reyes Magos; o un centenional de Constantino I, al que se considera el “primer emperador cristiano”.

En los Evangelios encontramos en diversas ocasiones citas a estas monedas, como la dracma que aparece en la “Parábola de la moneda perdida” (Lc 15,8-10).“ ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido (…)”.

De esta colección única, la que más aparece es el denario, al que se hace referencia hasta un total de 14 veces: En la parábola de los trabajadores de la viña (Mt 20,1-16); En la primera multiplicación de los panes, donde los discípulos se quejan de que hacen falta unos 200 denarios para alimentar a 5.000 hombres (Mc 6,37); En la parábola del buen samaritano, donde el samaritano paga al dueño de la posada 2 denarios para que el posadero cuide del herido (Lc 10,35); Y es también la moneda que los fariseos le mostraron a Jesús, cuando le preguntaron si era lícito o no pagar el impuesto a Roma (Mc 12,15) “¿Es lícito dar tributo a César, o no? (…) Mas él, percibiendo la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea. Ellos le trajeron un denario; y les dijo: ¿De quién es esta imagen y la inscripción? Ellos le dijeron: De César. Respondiendo Jesús, les dijo: Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”.

Denario de Plata
Denario de Plata
(Denario)

Es una antigua moneda de plata acuñada entre el 268 a.C y el 361 d.C. Al final de la República empezó a figurar en una de las caras de la moneda el retrato del personaje que autorizaba.

Revuelta Judia
Revuelta Judia
(Prutah)

La 1ª revuelta judía contra el poder romano (66-70 d.C) coincidió con la Guerra Civil que se produjo en Roma tras la muerte de Nerón. En el año 70 d.C, Tito sofocó a sangre y fuego la rebelión saqueando Jerusalén.

Juan Hircano
Juan Hircano
(Prutah)

Hircano i fue un etnarca y sumo sacerdote de judea de la familia de los asmoneos. Esta moneda se considera la primera acuñación genuinamente judía.

Azes-II
Azes II
(Dracma)

Moneda bilingüe de 15 mm y 2.4 gr. Acuñada en tiempos del soberano indoescita Azes II en Bactria. Tenía fama de buen viajero y astrólogo, por lo que le identifican como uno de los 3 Reyes Magos.

Valerio Grato
Valerio Grato
(Prutah)

Valerio Grato fue prefecto de Judea bajo el emperador Tiberio. Acuñó varios tipos de diferentes monedas, y los símbolos representados eran varios, tales como ramas de palmera, lirios, ánforas…etc.

Antioco IV
Antioco IV
(Prutah)

Rey de Siria de la dinastía Seléucida desde el 175 al 164 a.C . Tras atacar e invadir Egipto, organizó una expedición contra Jerusalén, ciudad que saqueó.

Herodes Agripa-I
Herodes Agripa I
(Prutah)

Rey de los judíos, fue el nieto de Herodes El Grande, y es el rey llamado “Herodes” en los “Hechos de los Apóstoles” en la Biblia.

Coponio
Coponio
(Prutah)

Coponio fue el primer prefecto romano de Judea. Sus monedas presentan la palmera con dos racimos de dátiles. En el anverso muestran una espiga de cebada.

Herodes Alquelao
Herodes Alquelao
(Prutah)

Hijo de Herodes el Grande fue etnarca de Judea, Samaria e Idumea a partir del 4 a.C al 6 d.C. Sus diseños representan un racimo de uvas y un casco con cresta con su nombre en griego con la proa de un barco y una corona de flores.

Constantino I
Constantino I
(Follis)

Primer emperador cristiano, 280 al 337 d.C. Su trascendencia para la historia occidental procede de las consecuencias que tuvo su conversión al cristianismo.

Alejandro Janeo
Alejandro Janeo
(Lepton)

Alejandro Janeo, rey y sumo sacerdote de los judíos entre el 103 al 76 a. C. El Lepton es un antiguo término hebreo con el que se designa a la moneda de menor valor de bronce acuñada en Judea.

Poncio Pilato
Poncio Pilato
(Prutah)

Las monedas de bronce acuñadas por Poncio Pilato entre el 26 y 36 d.C son de especial interés para los judíos por su relación con Jesús y su participación en la historia judía.


Toda esta información ha sido facilitada por Anna Soler Oller, a la cual agradezco las molestias que se ha tomado para contactar conmigo y hacerme llegar tan valiosa colección de monedas para su posterior publicación en TiS.
Fuente: recibido a través de Email
12 auténticas monedas de la época de Jesús 12 auténticas monedas de la época de Jesús

El dinero del tributo (Óleo sobre cobre, 16 x 25 cm) Un editor español ha conseguido reunir algo más de un centenar de colecciones de moned...

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julio 01, 2013

Constantino el grande
Constantino el grande

La Iglesia Católica Apostólica Romana fue fundada por el Emperador Romano Constantino el grande en el año 313 d.C. de acuerdo al edicto de Milán. Para aquel entonces Roma competía con otras dos ciudades como epicentro de la cultura cristiana: Antioquia y Alejandría, cada una con un patriarca propio, para acabar esta situación y aprovechando la ventaja que le daba su alianza con Constantino. Cuando el Emperador Constantino el grande convoca el primer concilio de la Iglesia Católica (concilio de Nicea) fue con la finalidad de unificar criterios en torno a la figura de Jesús y su doctrina pero a conveniencia de la Iglesia Católica como religión. Para aquella época existía dentro de los territorios romanos un buen grupo de religiones y cultos aceptados que gozan de mucha popularidad, los cuales fueron adaptados a la religión católica para darle continuidad.

Octavio Augusto
Octavio Augusto

El titulo de Sumo Pontífice fue utilizado por vez primera por el Emperador Octavio Augusto quien durante el siglo I A.C. se denominó a sí mismo Sumo Pontífice, pero de los dioses romanos, oficializando que en lo sucesivo a los Emperadores Romanos, además de ser emperadores ocuparían también la función de Sumo Pontífice. Sumo Pontífice es una denominación original de la lengua latina que era la lengua oficial del Imperio Romano. El latín ha sido la lengua oficial de la Iglesia Católica Apostólica Romana durante 17 siglos de existencia. No obstante, Jesús hablaba en arameo, como estudioso de las leyes de la Tora, también conoció profundamente el hebreo y el sánscrito pero Jesús no utilizaba el latín. La explicación de todo esto es que Jesús no fue el fundador de la Iglesia Católica Apostólica Romana, de hecho como lo corroboran las fuentes históricas Jesús condenaba las estructuras clericales de su época.

- Vídeo -



Sócrates Piñango
Fuente: archivo PDF
Constantino el grande, fundador de La Iglesia Católica Constantino el grande, fundador de La Iglesia Católica

Constantino el grande La Iglesia Católica Apostólica Romana fue fundada por el Emperador Romano Constantino el grande en el año 313 d.C. d...

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febrero 18, 2013

Cardenales

En el cónclave para la elección del Papa, que se celebrará probablemente entre quince y veinte días después del 28 de febrero, fecha de la renuncia de Benedicto XVI, participarán un máximo de 120 cardenales del Colegio Cardenalicio vaticano.

Vacante anuncio del cónclave

28 de febrero de 2013

Tras la renuncia de Benedicto XVI se declara la vacante papal y se convoca al Cónclave para la elección del nuevo Papa.

Del 15 al 20 de marzo de 2013

Se realiza el Cónclave donde se reúnen los cardenales electores en la Capilla Sixtina en Roma.

Escrutinio o votación secreta

Vaticano

El proceso para la elección del nueva Papa es el siguiente:

1.- Los cardenales elegibles se reúnen en la Capilla Sixtina.

2.- Cada cardenal escribe en su boletín el nombre de su elegido.

3.- Deposita su voto en un cáliz.

4.- Se abren los boletines y se cuentan los sufragios en voz alta.

5.- Si un candidato logra los dos tercios de los votos (66%) es elegido Papa, sino, se vuelve a votar, no importan las rondas que se realicen, aún cuando se llegue al voto entre los dos candidatos más votados (después de la 33 votación), quienes no podrán participar en éstas últimas.

6.- Después de cada elección se queman las papeletas.

Fumata

La fumarola

7.- El humo será negro (con paja seca) si no se ha elegido Papa, o blanco si se ha elegido al nuevo pontífice.

El nuevo Papa

8.- El elegido "acepta su elección canónica" como Sumo Pontífice — y elige bajo qué nombre quiere ser Papa.

9.- El primero de los diáconos —cardenal Protodiácono— anuncia desde el balcón de la Basílica vaticana la elección del nuevo Papa con la tradicional fórmula: "Nuntio vobis gaudium mágnum: Habemus Papam!".

10.- El nuevo Papa imparte la bendición “Urbi et Orbi”.

Cardenales

Cardenales electores

Menores de 80 años 120 de un total de 48 paises:

Europa 62, América Latina 21, Estados Unidos y Canadá 14, África 11, Asia 11 y Oceanía 1.

Prohibiciones a electores* Los cardenales tienen prohibido mantener conversaciones telefónicas o correspondencia con el exterior.
* Teléfonos celulares y televisión vetados.
* Mientras que no hay Papa:
El gobierno de la Iglesia queda confiado al Colegio Cardenalicio y queda a la cabeza el Camarlengo (el secretario de Estado del Vaticano), en este caso el cadernal actual es Tarcisio Bertone, quien se encargará de convocar al Cónclave.


Fuente: Notimex, Derecho Eclesiástico de la Universidad Complutense de Madrid,
Página oficial del Vaticano, Agencia de Noticias Católica, prensa española Investigación y redacción: Mónica Fuentes
¿Cómo se elige al nuevo Papa? ¿Cómo se elige al nuevo Papa?

En el cónclave para la elección del Papa, que se celebrará probablemente entre quince y veinte días después del 28 de febrero, fecha de la ...

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febrero 14, 2013

Roscon de Reyes

En realidad, el origen del roscón de reyes se remonta a la época romana, en concreto a unas fiestas, Las Saturnales, o “fiesta de los esclavos” que se celebraban a mediados del mes de diciembre en honor al díos Saturno, Dios de la agricultura, y lo que se celebraba era el fin del período más oscuro del año, luego llegaban la “fiesta del Sol” hasta final de mes, en que celebraban el nacimiento del nuevo período de luz, coincidiendo con la entrada del Sol en el signo de Capricornio (solsticio de Invierno), era el periodo que significaba el final de los trabajos del campo, finalizada la siembra de invierno, los campesinos, incluidos los esclavos tenían tiempo para descansar y reponerse del esfuerzo y se les premiaba con unas tortas redondas, hechas con higos, dátiles y miel que también se repartían entre los pobres.

En las tortas, se escondía un haba seca que representaba la prosperidad, quien la encontraba, si era esclavo, quedaba libre ese día, además de pasar a ser tratado como un rey.

En el siglo IV la Iglesia institucionalizó el día de Reyes en Occidente y esas fiestas paganas se convirtieron en cristianas, quedando en el olvido que el origen de las mismas, fueron las fiestas del solsticio de invierno.

Y mientras la costumbre empieza a perderse por otros sitios, en Francia la fiesta se empieza a celebrar, aunque ya los protagonistas son los niños.

El día 6 de Enero, se celebra la fiesta llamada Le Roi de la Fave, (el rey del haba). Ese día se elaboran dulces y se esconde dentro un haba, el niño que la encuentra se le nombre Rey de Reyes, se le ofrecen regalos y durante ese día es mimado por todos.

Roscon de Reyes

Y llegamos al reinado de Luís XV. En la Corte, un cocinero de origen eslavo, quiso hacerle un regalo al Rey el día de Reyes (el rey Luís XV comenzó a reinar con 5 años, aunque la regencia la ostentaba el Duque de Orleáns) y le preparó un roscón tradicional de su tierra, pero con una sorpresa en su interior: y es que resulta que en colaboración con otros miembros del servicio del rey había comprado un medallón de de diamantes y se le ocurrió ponerlo dentro.

El rey Luís XV, niño al fin y al cabo, quedó encantado con el dulce y se dedicó a propagarlo entre la aristocracia francesa y europea, eso sí, con una moneda dentro en vez del medallón de diamantes que a él le habían regalado.

En España, fue el rey Felipe V, tío de Luís XV, quien lo introdujo y muy pronto, se fue convirtiendo en una de las costumbres más populares. Y poco a poco la costumbre fue pasando de los nobles al pueblo llano, siendo Madrid y Sevilla las ciudades más importantes en adoptarlo y perfeccionarlo si cabe. Y luego, poco a poco, se fue extendiendo por todo el país y por sus colonias (sobre todo México).

haba o regalo

Pero en el camino había perdido, digamos su origen; El Haba, hasta que los reposteros catalanes la incluyeron de nuevo por su significado, puesto que el haba simboliza la regeneración, el resurgir de la vida, el año nuevo.

Y es en el siglo XIX cuando la moneda se empieza a sustituir por una figurita. Y ya llegamos al significado actual: La persona que recibe en su pedazo de Roscón la figurita, tendrá suerte durante el año nuevo, ya que los Reyes Magos le conceden protección. En cambio, el que recibe el haba tendrá que pagar el postre.

En la actualidad podemos encontrar Roscones de Reyes con rellenos de lo más variopinto, pero yo creo que la mayoría nos decantamos o bien por el relleno de nata o el relleno de chocolate.

Sea cual sea el relleno de tu Roscón, ¡Buen Provecho! y que como cuenta la tradición, te otorgue la protección durante todo el año.


qoolshop
Fuente: archivo PDF
Roscón de Reyes una tradición desde la época romana Roscón de Reyes una tradición desde la época romana

En realidad, el origen del roscón de reyes se remonta a la época romana, en concreto a unas fiestas, Las Saturnales, o “fiesta de los escla...

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enero 04, 2013

Julio César

Varios textos romanos antiguos describen el asesinato de Julio César, ocurrido en el año 44 a.C en la Curia de Pompeyo, un hecho, fruto del complot de un grupo de senadores para eliminar al general, que desembocaría en la formación del segundo triunvirato y en el estallido final de las guerras civiles.

Ahora, dos mil cincuenta y seis años después, un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España ha descubierto el punto donde cayó asesinado el militar, informó la institución en un comunicado.

Una estructura de hormigón de tres metros de ancho por más de dos de alto colocada por orden de Augusto, hijo adoptivo y sucesor de Julio César, para condenar el asesinato dio la clave a los científicos.

Este hallazgo confirma que el Cesar fue apuñalado justo en el centro del fondo de la Curia de Pompeyo, mientras presidía la reunión del Senado.

Actualmente, los restos de este edificio se encuentran ubicados en el área arqueológica de Torre Argentina, en pleno centro histórico de la capital italiana.

"Siempre se supo que Julio César fue asesinado en la Curia de Pompeyo el 15 de marzo del 44 a.C., porque los textos clásicos así nos lo transmiten, pero hasta ahora no se había recuperado ningún testimonio material de este hecho, tantas veces representado en la pintura historicista y en el cine", explicó el investigador del CSIC Antonio Monterroso.

Las fuentes clásicas aluden a la clausura, años después del asesinato, de la Curia, un lugar que pasaría a convertirse en una capilla-memoria.

Julio César

"Sabemos con seguridad que el lugar donde Julio César presidió aquella sesión del Senado y donde cayó apuñalado se clausuró con una estructura rectangular organizada conforme a cuatro muros que delimitan un relleno de hormigón. Lo que desconocemos es si esta clausura supuso también que el edificio dejara de ser completamente accesible", aclara el científico.

En Torre Argentina, además de la Curia de Pompeyo, los investigadores comenzaron a estudiar los restos del Pórtico de las Cien Columnas (Hecatostylon).

El objetivo es conocer qué vías de conexión se pueden establecer entre la arqueología, la historia del arte y el cine en estos espacios de la muerte de Julio César.

"También pretendemos entender mejor ese sentido de clausura y lugar funesto que describen los textos clásicos", añadió Monterroso.

Los dos edificios forman parte del complejo monumental de unos 54 mil metros cuadrados que Pompeyo Magno, uno de los más grandes militares de la historia de Roma, construyó en la capital para conmemorar sus triunfos militares en Oriente hacia el año 55 a. C.

"Es muy atractivo, en sentido cívico y ciudadano, que miles de personas tomen hoy el autobús y el tranvía justo al lado de donde hace dos mil cincuenta y seis años fue apuñalado Julio César, o que incluso vayan al teatro, pues el principal de la capital, el Teatro Argentina, se encuentra muy cerca igualmente", según Monterroso.

El proyecto, con una duración de tres años, cuenta con la colaboración de la Sovraintendenza ai Beni Culturali del Comune di Roma, la Escuela Española de Historia y Arqueología del CSIC en Roma, y el Ministerio de Economía y Competitividad español.


EFE
Fuente: archivo PDF
¿Sabías que Julio César fue apuñalado, mientras presidía una reunión del Senado? ¿Sabías que Julio César fue apuñalado, mientras presidía una reunión del Senado?

Varios textos romanos antiguos describen el asesinato de Julio César, ocurrido en el año 44 a.C en la Curia de Pompeyo, un hecho, fruto del...

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diciembre 25, 2012

romanos
Paso de peatones

Ya, en la Roma precristiana -cuyas calles eran recorridas diariamente por miles de carruajes-, los asuntos del "tráfico y la Seguridad Vial" fueron ya tomados muy en serio por las autoridades. Las leyes reguladoras del tráfico eran de tal importancia, que se puede hablar de la existencia de un verdadero código de la circulación en el Imperio Romano, en el que nos encontramos, por ejemplo, un rudimentario pero eficaz sistema de señalizaciones, que incluía por ejemplo la dirección prohibida, la prohibición de aparcar, o normas claras sobre la prioridad de paso, prioridad que dependía básicamente de la edad y del rango de los conductores de los carruajes implicados.

romanos

Las señales de tráfico tienen también un largo pasado. Las primeras señales ya las encontramos en la antigua Roma, donde existieron muchas, muy inteligentemente pensadas, claras precursoras de las señales verticales y horizontales actuales. La dirección prohibida -por ejemplo- consistía en un palo que se introducía en un orificio, a la entrada de una calle, y que se cambiaba de zona en función del tráfico existente, lo que fué un anticipo de la señalización electrónica-móvil actual. También se conocía algo similar a lo que sería la señal de STOP, mucho más bella y poética que la fría señal metálica actual. Era una estatua del dios Hermes-Mercurio, que se colocaba en los cruces de aquellas calles que eran especialmente peligrosos, y en donde los carros, por las características del terreno, iban a mayor velocidad.


Dr. Luis Montoro González
Fuente: archivo PDF
Las señales de tráfico un invento de los romanos Las señales de tráfico un invento de los romanos

Paso de peatones Ya, en la Roma precristiana -cuyas calles eran recorridas diariamente por miles de carruajes-, los asuntos del "tráfi...

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noviembre 02, 2012

Ara Pacis, monumento romano dedicado a la Diosa de la paz

Ara PacisAra Pacis Augustae (Año 9, Roma)

Se trata de un monumento conmemorativo construido entre el 13 y el en el 9 a. C. por decisión del Senado, en acción de gracias por el regreso del emperador Augusto tras sus victoriosas campañas en Hispania y Galia, y la paz que éste había impuesto. Está dedicado a la diosa de la Paz y levantado en Roma, en el Campo de Marte, donde cada año se debían sacrificar un carnero y dos bueyes. El material utilizado es mármol de Carrara, tiene una planta rectangular con unas dimensiones de 11 x 10 x 4'60 metros y no está cubierto. Presenta dos puertas: una frontal para el sacerdote oficiante, precedida de una escalinata, y otra posterior para las víctimas; estas puertas estaban orientadas originalmente al este y al oeste. En su interior el centro está ocupado por el ara propiamente dicha que se asienta sobre un pedestal escalonado.

Lo más destacado es la decoración escultórica que recubre el edificio. En el interior el friso está ocupado por guirnaldas y bucraneos. En el exterior los zócalos se recubren de roleos de acanto. El exterior se encuentra sobre una grande base marmórea, casi enteramente restaurada, dividida en dos registros decorativos: el inferior vegetal, el superior figurado, con representación de escenas míticas a los lados de las dos entradas y con un desfile de personajes sobre los otros lados.

Ara PacisRegistro superior. Lado Oeste

Sobre el lado izquierdo de la fachada del recinto, se conserva un panel con la representación del mito de la fundación de Roma: Rómulo y Remo vienen amamantados por la loba a la presencia de Fáustulo, el pastor que adoptará y crecerá los gemelos, y de Marte, el dios que los había engendrado juntándose con la vestal Rea Silvia. Al centro de la composición se representa el higo ruminal, debajo del cual vinieron amamantados los gemelos. El dios está representado en su rol de guerrero, con lanza, yelmo crestado decorado con un grifo y coraza sobre la cual se distingue la cabeza de una Gorgón.

A la derecha de la frente del cercado se ve el relieve que representa Eneas, ya allá con los años, que sacrifica a los Penados y por lo tanto se retrae como sacerdote con la cabeza cubierta, en el acto de hacer una ofrenda sobre el altar rústico. La parte final del bloque derecho se ha perdido, pero casi ciertamente sustentaba una pátera, una copa ritual, como se deduce por la presencia de un joven asistente del ritual (camillus) que lleva una bandeja con fruta y panes y una jarra en la mano derecha. Un segundo asistente al ritual empuja una cerda hacia el sacrificio, probablemente en el lugar mismo en el cual se fundará la ciudad de Lavinium si se interpreta la escena a la luz del VIII libro del Eneidas.

Ara Pacis
Lado Este

A la izquierda del lado este del cercado, se encuentra el panel con la representación de la Tellus, la Tierra Madre, es decir, según una distinta interpretación, Venus, madre divina de Eneas y progenitora de la Gens Iulia, a la cual pertenece el mismo Augusto. Una ulterior lectura interpreta esta figura central como la Pax Augusta, la Paz, que da el nombre al Altar. La diosa sienta sobre las rocas, vestida con un ligero quitón. En la cabeza velada, una corona de flores y de fruta. A sus pies, un buey y un carnero. La diosa sostiene a sus lados dos amorcillos, uno de los cuales atrae su mirada brindándole una manzana. En su vientre, un racimo de uva y de granados completan el retrato de la divinidad progenitora, gracias a la cual prosperan hombres, animales y vegetación. A los lados del panel dos jóvenes mujeres, las Aurae verificantes, la una sentada sobre un dragón marino, la otra sobre un cisne, símbolo respectivamente de los vientos benéficos del mar y de la tierra.

Sobre el panel de la derecha se conserva en cambio un fragmento del relieve de la diosa de Roma. La imagen representada, ha sido completada con la argamasa. Está sentada sobre un trofeo de armas, y esto nos indica que podría ser la diosa de Roma, cuya presencia tiene que leerse en estrecha relación a la de Venus-Tellus, ya que la prosperidad y la paz están garantizadas por Roma victoriosa. La diosa está representada como una amazona: la cabeza con el yelmo, el seno derecho desnudo, el cinturón de cuero que cruza el busto sustenta una corta espada, un asta en la mano derecha.

Ara Pacis
Ara PacisLado Sur

En los lados norte y sur, se representan dos multidudes de personajes, que se mueven de izquierda hacia derecha; entre ellos aparecen sacerdotes, asistentes al culto, magistrados, hombres, mujeres y niños, cuya identidad histórica se reconstruye solamente en vía hipotética. La acción cumplida en el desfile no es del todo cierta: según algunos, la escena representa el reditus Augusto, es decir la ceremonia de acogida en honor del princeps de regreso de su larga estancia en Galia y en España; según otros, representa l'inauguratio de la misma Ara Pacis, es decir la ceremonia a lo largo de la cual, en el 13 a.C., se procedió a delimitar y consagrar el espacio sobre el cual habría surgido el altar.

El cortejo, en ambos lados del cercado, se abre con los litores, seguidos por los miembros de los máximos colegios sacerdotales y a lo mejor por los cónsules. Enseguida después empiezan a desfilar los miembros de la familia de Augusto. En el lado Sur, se han reconocido con certeza el mismo Augusto, coronado con el laurel, y los Enrique Valdearcos Guerrero Historia del Arte cuatro flamines mayores, sacerdotes con el característico sombrero con punta metálica, Agripa, representado con la cabeza cubierta por la extremidad de la toga y con un rollo de pergamino en la mano derecha y finalmente el pequeño Gaio César, su hijo, que se agarra al traje paterno. Agripa es el hombre fuerte del imperio, amigo de Augusto, del cual ha casado, en segundas bodas, la hija Giulia. Es además padre de Gaio y Lucio César, adoptado por el abuelo y destinados a sucederle en el mando. Gaio parece dirigirse hacia la imagen femenina que lo sigue, en la cual normalmente se reconoce Livia, la esposa del príncipe, representada con la cabeza velada y la corona de laurel que hacen de ella una figura de alta clase. Según una interpretación más reciente, esta figura debería identificarse con Giulia, que en esta ocasión aparecería siguiendo el marido y su primogénito Gaio. En la imagen masculina que sigue se reconoce generalmente Tiberio, aunque esta identificación se pone en duda considerando el hecho que el personaje viste calzados plebeyos, particular que non se le da a Tiberio, descendiente de una de las familias romanas de la más antigua nobleza. Al llamado Tiberio sigue un grupo familiar, probablemente formado por Antonia Minore, nieto-sobrino de Augusto, por su marido Druso y por su hijito Germánico. Druso es el único retrato con trajes militares, la característica paludamentum: de hecho en el 13 a.C., él se encontraba empeñado a luchar las tribus germánicas al este del reino. Sigue un segundo grupo familiar, verosímilmente formado por Antonia Maggiore, sobrina de Augusto, por su esposo Lucio Domizio Enonarbo, cónsul en el 16 d.C., y por sus hijos Domicia y Gneo Domizio Enobarbo, futuro padre de Nerón.

Ara PacisLado Norte

Iniciando la lectura a partir del lado izquierdo, entre los personajes que desfilan ha sido reconocido Lucio César, segundogénito de Agripa y Giulia, él también adoptado por Augusto. Aquí está representado como el más pequeño de los niños, conducido por la mano. La figura femenina velada que sigue podría ser la madre de Giulia, hacia la cual se dirigen las miradas de los que la rodean. Muchos, en cambio, creen que Giulia tendría que ser reconocida en el otro lado del cortejo, en el lugar de Livia que la sustituiría sobre este lado. La figura matronal colocada detrás de Giulia/Livia, se reconoce generalmente como Ottavia Minore, hermana de Augusto. Entre las dos mujeres se evidencia en primer plano la imagen de un joven, reconocido como tercer hijo de Agripa y de la primera esposa Marcella Maggiore. A las espaldas de Ottavia es bien visible la pequeña Giulia Minore que como nieta de Augusto, goza del derecho de aparecer por primera entre las niñas presentes a la ceremonia.

Interior

El Ara Pacis se compone de un cercado que encierra el altar verdadero y propio, reproduciendo las formas de un templum minus, descrito por Festo de esta manera: "los templa minora fueron creados por los Auguri (sacerdotes) cercando los lugares elegidos con tablas de madera y con telas, de manera tal que no poseyeran más que una entrada y se delimitara el espacio con fórmulas establecidas. Por lo tanto el templo es el lugar cercado y consagrado para que quede abierto sobre un lado y tenga unos ángulos bien fijados a la tierra". Si se hace excepción por las entradas, que en el caso del Ara Pacis son dos, esta descripción se adapta particularmente bien a este monumento y a su decoración interior que, en su parte inferior, representa el tablado de madera que, en tiempos arcaicos, delimitaban el espacio "inaugurado" con fórmulas sagradas.

El interior del cercado se presenta como el exterior, dividido en dos zonas sobrepuestas y separadas por un haz decorado con palmeras: en el registro inferior la decoración, simplificada, parece reproducir el tema de los ejes del cercado en madera que delimitaba el espacio sagrado; el registro superior en cambio, está enriquecido por guirnaldas y bucraneos (calaveras de animales) interrumpidos por paterae o copas rituales. También este tema nos lleva a la decoración que se solía colocar encima del cercado linear, en este caso decorada con guirnaldas extraordinariamente sobrecargadas de espigas, de bayas y de fruta de todas las estaciones, sea de cultivación que espontáneas, fijadas a los apoyos a través de las vittae, o vendas sagradas.

Nos encontramos, pues, ante una obra que combina los elementos de origen griego y helenístico (la influencia de Fidias, las alegorías y elementos decorativos helenísticos), con el realismo y la sobriedad características de la tradición romana del retrato, representando por su calidad el punto más alto jamás alcanzado en el arte de los relieves.


Enrique Valdearcos Guerrero
Fuente: archivo PDF
Ara Pacis, monumento romano dedicado a la Diosa de la paz Ara Pacis, monumento romano dedicado a la Diosa de la paz

Ara Pacis Augustae (Año 9, Roma) Se trata de un monumento conmemorativo construido entre el 13 y el en el 9 a. C. por decisión del Senado, ...

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julio 20, 2012

Calígula, loco, perverso y asesino compulsivo

CalígulaEl rostro del mal. Corpulento, de frente ancha y mirada torva, Calígula se maquillaba para aumentar la fiereza de su semblante.

Asesino Compulsivo

Calígula, diminutivo de Cayo César por las sandalias que solía vestir, padeció tal locura que superó en perversión a su antecesor, el malvado Tiberio. “Que me odien, con tal de que me teman”, es la frase que acuñó durante su imperio para justificar las mayores atrocidades. Obligó a suicidarse a su suegro, mató a su abuela, sedujo a sus hermanas y maltrató a muchos de los senadores de Roma.

Ante el dilema de qué es más importante para el destino de un hombre, si elentrenamiento o las condiciones naturales, la educación o la herencia genética, el sentido común, prudente, susurra en nuestros oídos que ambas. Uno solo de esos factores, por excelente que sea, no garantiza nada. Ilustrando esto, en la galería de emperadores romanos destacan, por monstruosos, Calígula y Nerón. Nerón tuvo como preceptor al gran filósofo estoico Séneca, quien se suicidó al saber que los soldados del emperador estaban ya en camino para ejecutarle. Calígula (Anzio, 12 d. C.- Roma, 41), emperador durante 3 años, 10 meses y 8 días, tuvo por padre al ejemplar Germánico. Su figura ha inspirado, por poner tres ejemplos de menor a mayor interés y en saltos vertiginosos, páginas porno en Internet, una película de Tinto Brass y un drama de Albert Camus.
Casado con Agripina –hija del glorioso general Marco Agripa, y de Julia, hija de Augusto–, Germánico tuvo nueve hijos, de los que le sobrevivieron tres mujeres y tres varones. A Cayo César, el pequeño, criado en campamentos, adorado por los legionarios, le apodaron Calígula, diminutivo de las sandalias militares que solía vestir.

Marcó con fuego, enjauló y echó a las fieras a muchos senadores.

Al morir Augusto, las legiones no querían a Tiberio como sucesor y habían aclamado a su sobrino, Germánico; pero éste, leal, rehusó.

Tiberio persiguió con saña hasta la muerte a su esposa y a sus hijos mayores. A sus hijas, por no representar ningún peligro, las dejó en paz. También Calígula parecía inofensivo, y Tiberio le llamó a Capri en 31 d. C. De los labios de Calígula jamás salió ningún reproche hacia el destructor de su familia. Se mostró obsequioso con su tío abuelo, y más tarde se dijo que “nunca había existido mejor servidor ni peor amo”. Una frase de Tiberio dice mucho de quien la pronuncia, de aquel a quien se refiere y, en fin, de la condición humana: “Dejo vivir a Cayo para su desgracia y la de todos”. En 35 d. C. le nombró hijo adoptivo y coheredero con Gemelo, nieto suyo y primo de Calígula. Así habla Suetonio de Germánico: “Reunía tantas virtudes de cuerpo y espíritu, y en tan alto grado, como ningún otro las tuvo nunca. Era de singular belleza y fortaleza; sobresalía por su dominio de la elocuencia y la cultura, tanto griegas como latinas; no había quien le igualase en su bondad (…). Con frecuencia abatió a sus enemigos luchando cuerpo a cuerpo”. Victorioso en Germania, en Armenia, conquistador de Capadocia, Germánico murió con 34 años en Asia, en 19 d. C., tras una larga enfermedad. Se sospechó que le había envenenado, por orden de Tiberio, Cneo Pisón, gobernador de Siria. Si Augusto se mesaba los cabellos y gemía, exclamando: “¡Varo, Varo, devuélveme mis legiones!”, Tiberio hubo de soportar inscripciones y gritos nocturnos cerca de su palacio: “¡Devuélvenos a Germánico!”.

Malcolm McDowellDe cine. El actor Malcolm McDowell representó el papel de un joven Calígula, alto y apuesto, en la película de Tinto Brass, en 1979.

Sobre la muerte de Tiberio hay distintas versiones. Una asegura que le envenenó Calígula, y que le ahogó con una almohada cuando reclamó el anillo que le había arrebatado mientras estaba inconsciente. Según Tácito, fue Macrón el magnicida. Según Séneca (cuyo tratado sobre la cólera tiene como fin criticar sutilmente a Calígula o señalar los errores que debería evitar), Tiberio, moribundo, se quitó el anillo, como para entregarlo a alguien, pero luego se lo volvió a poner; llamó a sus servidores, ninguno acudió, se levantó y cayó muerto cerca del lecho. Esta versión es la más creíble, pues apuntala la idea de un Calígula cobarde y servil cuando no ejercía el poder, e indica que el sagaz –y monstruoso también–¡ Tiberio no se equivocaba al juzgarle inofensivo para él. Calígula diría que, si bien no había cometido parricidio, había entrado a veces con un cuchillo en el dormitorio de Tiberio para vengar el asesinato de su madre y hermanos, aunque por piedad había desistido. Sin duda, una mentira para dárselas de compasivo y disfrazar su total indiferencia ante la suerte de sus familiares.

Mientras comía o fornicaba le gustaba ver cómo se decapitaba

El Senado declaró inválido el testamento de Tiberio en 37 d. C. y concedió a Calígula el poder total, ante el júbilo de las multitudes, que veían en él no sólo al hijo de Germánico, sino a un descendiente directo –y no meramente político, como Tiberio– del amado Augusto. El apoyo de Macrón, el jefe de la Guardia Pretoriana, fue imprescindible. Calígula había sido hábil: al revés que otros posibles sucesores, había sabido sobrevivir al terror de Tiberio, y se había ganado a Macrón a través de su esposa, a la que había prometido conceder el divorcio y desposar si era nombrado emperador. La guardia personal del emperador estaba formada por 500 hombres, y Calígula reforzó su importancia, hasta el punto de llegar a elegir y eliminar emperadores. De hecho, los pretorianos permitieron la elección de Calígula, le asesinaron y eligieron a su sucesor, Claudio, hermano de Germánico. A Macrón y a su esposa les pagaría más adelante con la muerte, pensando que se estaban volviendo demasiado poderosos.

Al principio, Calígula se mostró generoso y prudente. Perdonó a los exiliados y condenados a muerte, ofreció espectáculos, regaló dinero al pueblo y mejoró las relaciones con los belicosos partos. Pero pronto el príncipe dejó paso al monstruo, transformación que algunos hacen coincidir con una grave enfermedad, una encefalitis padecida en octubre de 37 d. C., olvidando que ya en Capri participaba con entusiasmo en las ejecuciones y torturas de los condenados. Miles de ciudadanos le velaron en el Palatino. Calígula se restableció y muchos lo lamentarían, como lamentaría el Senado el haber creído que podría manejar al joven emperador.

Los senadores fueron, en efecto, uno de sus blancos favoritos. A unos los marcó con fuego y los hizo trabajar en las minas o reparando carreteras; a otros los aserró en dos, o los encerró en jaulas a cuatro patas, o los arrojó a las fieras. Sin llegar tan lejos, también los humillaba, haciéndoles correr tras su carroza, con la toga, durante kilómetros, u obligándoles a permanecer de pie, con un delantal, a los pies de su diván mientras comía. En el viaje de vuelta de su única campaña bélica, una farsa grotesca, le salió al encuentro una embajada de nobles suplicándole que acelerara el paso. Calígula respondió, golpeando la empuñadura de la espada: “Ya llegaré, ya llegaré, y ésta conmigo”. Pero la que siempre llega es la muerte, y a Calígula le quedaban cuatro meses de vida.

Caballo de CalígulaUn caballo idolatrado. Calígula adoraba a su caballo “Incitatio”. Tanto que le regaló casa y esclavos, y pensó en nombrarle cónsul.

Su maldad también se cebó en su familia, aunque al principio favoreció a sus miembros. Dejó únicamente con vida al futuro emperador Claudio para usarle como bufón. Adoptó a Gemelo el día en que vistió la toga viril, aunque pronto mandó asesinarle. Su primo tomaba un medicamento para la tos, y el pretexto fue que olía a antídoto, como si temiera que Calígula fuera a envenenarle. “¿Un antídoto contra César?”, se burlaba. Obligó a suicidarse a su suegro, Silano. Se dice que desvirgó a su hermana Drusila, y que en una ocasión su abuela Antonia les sorprendió fornicando. Se rumoreó que envenenó a su abuela, o que la obligó a suicidarse porque un día encontró que su cabeza era hermosa, pero que no encajaba bien en los hombros.

A Drusila sí la quiso, aunque la repudió. Se la quitó al ex cónsul Lucio Casio Longino, y vivió con ella como si fuera su legítima esposa. La nombró heredera del Imperio, y cuando murió, en 38 d. C., decretó un luto oficial y, roto de dolor, abandonó Roma precipitadamente. Cuando regresó se había dejado crecer el pelo y la barba. También mantuvo relaciones sexuales con sus otras hermanas, aunque no las amó tanto, e incluso las prostituyó con sus amigos libertinos. Después las acusó de adúlteras y cómplices de las intrigas contra él. Desterradas, las amenazaba: “No sólo dispongo de islas, sino también de espadas”.

Además de Junia Claudila, quien murió de parto, y de Drusila, tuvo tres esposas. A Livia Orestila se la llevó del banquete nupcial tras decir al marido: “Deja de manosear a mi mujer”. A Lolia Pauliba se la quitó a su esposo tras oír que su abuela había sido la mujer más hermosa de su tiempo. A Cesonia, ni guapa ni joven, pero de desenfrenada lascivia, la amó con pasión. De ella tuvo una hija, Julia Drusila. Creía que la prueba de su paternidad era cómo arañaba con sus deditos la cara y los ojos de los niños que jugaban con ella. Sobre el sexo de Calígula, ya se han dado algunas pistas. Lo único que se puede afirmar es que tenía alguno, aunque no se sepa cuál. Mientras comía o fornicaba, presenciaba a menudo torturas o decapitaciones. Mantuvo relaciones sexuales con diversos hombres, entre ellos el mimo Mnester y varios de los rehenes. Valerio Catulo, un joven de familia consular, pregonaba que le había sodomizado. Su cortesana favorita fue Pirilis, y no se abstuvo de ninguna mujer. A las nobles las obligaba a asistir a sus banquetes, por lo general con sus maridos; las examinaba como un tratante de esclavas, y cuando le apetecía, elegía una. Al regresar al comedor la elogiaba o insultaba, describiendo su cuerpo y su forma de hacer el amor. Tuvo un buen maestro en Tiberio, quien, en Capri, se bañaba con niños aún sin destetar, a los que ofrecía el pene a modo de pezón y a los que llamaba sus pececillos, y sin duda conoció a los sprintias, jóvenes de ambos sexos que Tiberio juntaba de tres en tres para que copularan delante de él.

También con el dinero fue imaginativo, tanto para derrocharlo como para recaudarlo. Inventó baños con perfumes calientes y fríos; hizo construir navíos descomunales, precedente de los transatlánticos de lujo, con velas de diferentes colores, termas, pórticos y comedores, vides y árboles frutales, y en menos de un año dilapidó la fortuna de Tiberio, valorada en 2.700 millones de sestercios. Arruinado, se dedicó al robo y la rapiña, recuperando los procesos por supuestas traiciones. Obligó a que testaran en su favor, subió los impuestos, discurrió nuevos gravámenes, y cuando nació su hija, angustiado por su pobreza no ya como emperador, sino como padre, anunció que aceptaría donativos. Cuando cada 10 días firmaba la lista de los presos que habían de ser ejecutados decía que “así aligeraba sus gastos”. Organizó subastas con precios exorbitantes, y algunos ciudadanos, obligados a comprar, se abrieron las venas, arruinados. En una de ellas, un ex pretor se durmió. Calígula avisó al heraldo para que no perdiera de vista a aquel hombre que con la cabeza hacía constantes gestos afirmativos. Cuando el ex pretor despertó se le habían adjudicado 13 gladiadores por nueve millones de sextercios. En sus últimos días encontraba placer en pasear descalzo sobre montones de monedas, e incluso en revolcarse entre ellas desnudo.

El humor y el sadismo son una peligrosa combinación, y Calígula sucumbía a veces a momentos de inspiración. Ejercitándose con armas de madera con un mirmillón, al caer éste al suelo, simulando haber sido vencido, lo atravesó con un puñal y se puso a correr de un lado a otro con la palma de los vencedores. Durante un sacrificio, estando ya la víctima propiciatoria sobre el altar, se ciñó la túnica de los victimarios, alzó el mazo y lo descargó sobre la cabeza del sacerdote.

A “Incitatio”, su caballo favorito, le hizo un establo de mármol y de marfil.

Con todo, no carecía de virtudes, y, como suele suceder, virtudes y aficiones coincidían. Despreciaba la erudición, pero no la elocuencia, y era un gran orador. Buen cantante y bailarín, y carente de toda vergüenza, en cierta ocasión llamó por la noche a tres ex cónsules. Cuando ya se temían lo peor apareció vestido con manto de mujer y túnica talar, entre un gran estruendo de panderetas y flautas. Tras cantar y bailar, desapareció. En las representaciones teatrales no se resistía a acompañar con el canto a los actores trágicos mientras recitaban, e imitaba los gestos de los histriones, ensalzándolos o corrigiéndolos públicamente. Buen luchador, sus gladiadores favoritos eran los tracios y los secutores. Odiaba a los mirmillones, a los que les redujo la armadura. Ya hemos visto lo que hizo con uno mientras se entrenaba. Buen auriga, era fanático partidario del equipo verde (había en su época cuatro equipos de cuadrigas: rojo, verde, azul y blanco), hasta el punto de cenar a veces en sus caballerizas e incluso dormir. A Incitatio, su caballo favorito, le hizo un establo de mármol y un pesebre de marfil, y le regaló una casa y esclavos. Se dice que había pensado nombrarlo cónsul, aunque esto podría ser una broma o un desprecio más hacia los nobles. Relacionada con esta afición está una de sus más célebres frases: “¡Ojalá el pueblo romano tuviera un único cuello!”.

Furioso porque el público animaba a unas cuadrigas que no eran sus favoritas, le habría gustado poder cortar la cabeza de todos los romanos de un solo tajo.

Cortar cuellos parecía ser una de sus obsesiones. Al besar el cuello de su esposa o sus amantes, acostumbraba decir: “¡Un cuello tan hermoso que será cortado en el momento que yo lo ordene!”. La calvicie fue otra. Sin pelo en la coronilla, se castigaba con la pena capital mirarle desde arriba, y cuando se encontraba con personas de largos y hermosos cabellos, se los cortaba. En cierta ocasión, con los presos en fila, sin molestarse en examinar los expedientes, determinó que se arrojasen a las fieras “desde el calvo hasta el otro calvo”.

Satisfacía su crueldad con suplicios tanto físicos como morales, y en las ejecuciones hizo proverbial la orden de “hiérele de forma que note que se muere”. Obligaba a los padres a presenciar el tormento de sus hijos; a uno, tras ello, le hizo asistir a un banquete, y bromeaba con él y le incitaba a contar chistes. Mandó azotar en su presencia durante días a un intendente de juegos y cacerías, y cuando el olor de su cerebro en putrefacción empezó a molestarle, consintió, por fin, en que lo mataran. Evidentemente, la locura es la única explicación posible para su admirable y extenso currículo. Él mismo era consciente de su desequilibrio mental, y a menudo pensó en retirarse para intentar sanar. Se piensa que era esquizofrénico. Era epiléptico y padecía de insomnio. Tenía crisis nocturnas de terror, y cuando estallaba una fuerte tormenta se escondía bajo la cama o recorría el palacio pidiendo socorro.

La conspiraciónLa conspiración. Bartolomeo Pinelli (1781- 1835) representó en este grabado el asesinato, a manos de centuriones y tribunos, de Calígula. Ya en el suelo, los conspiradores le atravesaron con sus puñales y espadas hastan treinta veces.

Calígula profundizó en el asentamiento del Imperio y la demolición de la República iniciados por Augusto y continuados por Tiberio. Su endiosamiento puede entenderse en clave política, como manera de establecer una teocracia y concentrar aún más el poder en su persona. Quien sostiene que, en esa línea, tomó como modelo la cultura egipcia, y que por ello se acostaba con sus hermanas, olvida que fue amante de Drusila mucho antes de su proclamación como emperador. Lo que es indudable es que ese proyecto, si existió, se mezcló, como todo, con su locura. Junto a la estatua de Júpiter preguntó a Apeles, un actor trágico, cuál de los dos le parecía más importante. El actor dudó, y Calígula ordenó flagelarle hasta la muerte sin dejar de elogiar su voz, preciosa incluso cuando gemía pidiendo clemencia. Prolongado hasta el foro una parte de su palacio, y convertido el templo de Cástor y Pólux en su pórtico, se exhibía a menudo entre los dos dioses, y los paseantes habían de adorarle. Puesto que se creía el dios-sol, durante las noches de plenilunio invitaba –sin éxito– a la luna a hacer el amor con él. De día hablaba en voz alta o al oído con la estatua de Júpiter Capitolino, y acercaba sus orejas a la boca de ésta para escuchar las respuestas. Se le oyó amenazarla: “O me derribas tú a mí, o yo a ti” (sacado de la Ilíada).

Dentro de su irracionalidad, mantenía una cierta lógica: nadie podía hacer sombra al dios-sol. Destruyó las estatuas de hombres ilustres que Augusto había llevado del Capitolio al Campo de Marte. Estuvo a punto de retirar de las bibliotecas todas las obras y bustos de Tito Livio, por su total falta de talento, y de Virgilio, por farragoso. De Séneca decía que componía “simples ejercicios poéticos de certamen” y que eran “arena sin cal”. Mandó asesinar a Ptolomeo, tras hacerlo venir de su reino y rendirle grandes honores, porque los espectadores le siguieron con la mirada al entrar en el circo, admirados por su manto de púrpura. Si esto puede entenderse como un paso para anexionar Mauritania, lo que hizo con Esio Próculo, llamado Colosero por la belleza y robustez de su cuerpo, sólo puede explicarse por su perversidad: le sacó de su asiento en el anfiteatro y le arrojó a la arena. Salió vencedor de dos combates, y Calígula ordenó que lo pasearan cubierto de harapos y cadenas, lo exhibieran ante las mujeres y, por último, lo degollaran.

Calígula era alto, muy blanco de piel, corpulento. De ojos y sienes hundidos, de frente ancha y torva, se maquillaba para aumentar la fiereza de su semblante y ensayaba ante el espejo muecas espantosas. “Que me odien, con tal de que me teman”, era otra de sus frases favoritas. Sin duda, lo consiguió. Un grupo de conspiradores acordó atacarle a la salida de los juegos palatinos. Casio Querea, tribuno de una cohorte pretoriana, pidió ser el primero en herirle, harto de las burlas de Calígula, que le llamaba viejo, blando y afeminado. Querea conocía a Calígula desde que era niño, pues había sido uno de los mejores oficiales de su padre. El 24 de enero de 41 d. C., en una galería subterránea, le hirieron Querea y el tribuno Cornelio Sabino. Los restantes conjurados, ya caído, le atravesaron hasta 30 veces con sus espadas y puñales. Un centurión mató a Cesonia, y a su hija la estrellaron contra la pared.

Hay historiadores, en la nebulosa de lo políticamente correcto, que pretenden rehabilitar la imagen de los personajes funestos. Recuerdo que hace algunos años, en Francia, volvieron a juzgar al torturador y asesino de niños Gilles de Reis, que resultó absuelto por “falta de pruebas”. Al juzgar a Calígula, se dice que sus sucesores también mataron a sus herederos y gobernaron mediante el terror, como si la maldad de un hombre quedara lavada por la existencia de otros hombres malvados, o se le disculpa por el estrés que significó tener un poder omnímodo sin estar preparado para ello, como si eso justificara, por ejemplo, el sacar de la arena a un caballero que proclamaba su inocencia y devolverlo a las fieras con la lengua cortada. Y puesto que los datos aportados por Suetonio resultan espeluznantes y definitivos, se ponen en duda, pues era antimonárquico. ¿El que un crítico de Stalin o Hitler no sea nazi ni comunista invalidaría su horror ante semejantes monstruos?

Calígula se quejaba de que su principado no estuviera marcado por alguna gran desgracia, como el de Augusto lo estuvo por el exterminio de las legiones de Varo en los bosques de Teotoburgo, o el de Tiberio, por el derrumbamiento del circo de Fidenas, y deseaba una epidemia, una hambruna o un terremoto. Creo que es la única vez que se menosvaloró: él mismo fue esa desgracia que ansiaba para que su reinado no cayera en el olvido. Entre las anécdotas sobre el sádico emperador hay una que me parece especialmente inquietante no por su crueldad, sino por su lucidez y su significado, aplicable a cualquier época y a cualquier pueblo que soporta a un tirano. Un galo que osó llamarle a la cara “fantoche” obtuvo esta respuesta: Es verdad, pero ¿crees que mis súbditos valen más que yo?


Martín Casariego
Fuente: archivo PDF
Calígula, loco, perverso y asesino compulsivo Calígula, loco, perverso y asesino compulsivo

El rostro del mal. Corpulento, de frente ancha y mirada torva, Calígula se maquillaba para aumentar la fiereza de su semblante. Asesino...

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julio 15, 2012

Quintilis, el quinto mes del calendario republicano

Quintilis
Así se llamaba al quinto mes del calendario republicano hasta que Marco Antonio durante su consulado propuso al Senado cambiar de Quintilis a Iulius en honor a su idolatrado mentor el dictador Cayo Julio César.

Era el mes consagrado a Minerva, divinidad de la sabiduría asociada a la Atenea griega y una de las tres divinidades superiores del panteón romano, la tríada capitolina, junto a Júpiter y Juno.

El mes se representaba en el calendario como un mancebo bronceado cuyos cabellos asemejaban espigas debido a que era el mes en que los labradores comenzaban a segar sus campos de farro (trigo antiguo), avena y centeno.

Las Kalendas de Quintilis era día nefasto. Nada bueno podía hacerse hasta el día 4: Sirva de ejemplo que en las calendas de Iulius del 31 fue nombrado cónsul un joven llamado C. César Augusto Germánico. La historia lo recordará por el apodo que le dieron los legionarios de su padre durante su infancia en Germania: Calígula (botitas)

El día 5 tenía lugar una celebración imprecisa en honor a Júpiter llamada Publifuges. También comenzaban los Ludi Apollinares, del 5 al 12, consagrados a Apolo e instaurados durante la Segunda Guerra Púnica para entretener a la ciudadanía y conjurar los peligros que azotaban la república. Era una especie de “Acción de Gracias” al ejército romano en el que tenían lugar banquetes, juegos y procesiones de las matronas hasta los templos donde realizaban un curioso ritual: Barrían los altares con su pelo suelto.

El día 7 se rendía homenaje a la muerte de Rómulo, acaecida en el 715 a.C. Era una jornada licenciosa que también coincidía con una celebración curiosa, las Nonas Caprotinas, o fiesta del higo, un ritual en honor a Juno en el que las esclavas jugaban un papel predominante.

El día después de los Idus tenía lugar la celebración de la Stella Maris, vinculada a Isis en tiempos del Imperio. Se veneraba a Sirio, la estrella más brillante del firmamento y guía de los navegantes del Mediterráneo Oriental.

Según la tradición Cayo Julio César nació el día 11 de este mes. Por ello Marco Antonio eligió este mes, y no otro, para cambiar su nombre en honor del dictador.

Pero los agasajos para César no acabaron aquí. El 18 de Iulius del 29 a.C. (fecha curiosa, no elegida al azar años después), su hijo adoptivo, Augusto, consagró un templo en dedicado al culto del Divino César, el dictador garante del bienestar del Imperio. Cada año, desde el día 20 hasta finales de mes, tenían lugar en todo el Imperio los Juegos en su honor.

Minerva
El día 20 era el día grande de Minerva. Se celebraban las Panateneas, herencia directa de las grandes fiestas atenienses en honor a Atenea. Consistían en una celebración cívica y multitudinaria en la que las damas más nobles de la ciudad ofrendaban a la diosa una túnica exquisita que se llamaba paladio y que les había llevado nueve meses confeccionarlo. Esta lujosa prenda se colocaba sobre la imagen de Minerva en un ritual solemne y, posteriormente, se realizaba una procesión por las calles para que el pueblo pudiese acariciarlo o, incluso, llevarse un trozo de él. Sacerdotes con ramas de olivo, jóvenes danzantes, música y color acompañaban a la diosa. Minerva era la protectora de las ciudades y su halo de protección descendía a toda la ciudadanía. Cada cuatro años tenían lugar unas festividades mayores llamadas Grandes Panateneas. Quien haya podido ver o asistir a la procesión de la Mare de Deu dels Desamparats saliendo de la Basílica de la Virgen en Valencia no necesita más palabras para describir esta festividad.

Entre el 19 y el 21 se celebraba la Lucaria, la festividad de los bosques sagrados asociada a la diosa agrícola Dea Dia.

El día 23 tenía lugar la última gran festividad del mes: la Neptunalia. Eran unas fiestas cuyo objeto era conjurar la sequía en honor a Neptuno, dios de las aguas y protector de los pescadores y navegantes. Estas festividades se realizaban cerca del mar, preferiblemente en un cabo, donde se llevaba a un buey para sacrificarlo en honor al dios y que servía de vianda para el banquete ceremonial. Los asistentes decoraban sus túnicas con elementos vegetales, se bebía a raudales y se realizaban competiciones náuticas.


Fuente: historiasdelahistoria
Quintilis, el quinto mes del calendario republicano Quintilis, el quinto mes del calendario republicano

Así se llamaba al quinto mes del calendario republicano hasta que Marco Antonio durante su consulado propuso al Senado cambiar de Quintilis ...

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febrero 07, 2012

Calendarios Gregoriano y Juliano, diferencias y similitudes

Gregorio XIIIGregorio XIII

Calendario Gregoriano

En nuestra civilización occidental hemos conocido sólo dos eras auténticas: la era "ab urbe cóndita" (la que se inicia con la fundación de Roma), y la era "ab incarnatione Dómini" (desde la Encarnación del Señor), que propuso en el año 527 el monje Dionisio el Exiguo, y que el año 607 asumió como propia el papa Bonifacio IV. Esta fecha se fijó en el 25 de marzo (fiesta de la Anunciación y por tanto de la Encarnación) del año 753 ab urbe cóndita; luego se desplazó hacia el 25 de diciembre y el 1 de enero, en que se conmemora el nacimiento de Cristo (está clara la incongruencia de celebrar en días distintos el nacimiento de Cristo y el principio del año, cuando se pretende que la cuenta de los años empieza en este acontecimiento).

Para hacernos una idea de lo costoso que fue llegar al calendario único para toda la cristiandad, no hay más que anotar que en Portugal no se adoptó la era cristiana hasta casi las vísperas del descubrimiento de América. Otras "eras" de menor entidad, de corta duración por tanto, son las que impusieron los romanos a los pueblos conquistados: la era de Augusto en Egipto, la Antíoco-Cesárea en Asia Menor, la era de España, la era de los Anni Augustorum, la de Diocleciano. Y ya en el cristianismo, en la zona de Oriente, la era bizantina, que empezaba el 5509 a. de J.C. (por la cuenta bíblica del principio del mundo).

Está claro que mientras se le daba vueltas al tema de la era (del principio de la cuenta de los años), que al fin y al cabo era un tema menor, se iba tirando de Calendario Juliano, el instituido por Julio César en el año 47 a. de J.C. (707 de la era romana, es decir de la fundación de Roma), a la sazón dictador y gran pontífice.

En 1582 el papa Gregorio XIII promulgó el nuevo calendario, llamado Gregoriano por ser él su promotor. Habían pasado más de 1.600 años de vigencia del calendario Juliano y los pequeños desajustes se habían hecho muy ostensibles al cabo de tanto tiempo. El calendario civil se había retrasado 10 días respecto al calendario astronómico; por lo que Gregorio XIII tuvo que decretar en 1583 el salto del día 10 al 20 de diciembre. Ese año, diciembre tuvo sólo 21 días.

En esencia, la principal aportación de la reforma gregoriana consiste en que la cuenta de los años bisiestos no es rígida como en el juliano; así pues, de la regla general del bisiesto cada cuatro años, se exceptuaban los años múltiplos de 100, excepción que a su vez tenía otra excepción, la de los años múltiplos de 400, que sí eran bisiestos. La nueva norma de los años bisiestos se formuló del siguiente modo: La duración básica del año es de 365 días; pero serán bisiestos (es decir tendrán 366 días) aquellos años cuyas dos últimas cifras son divisibles por 4, exceptuando los años que expresan el número exacto del siglo (100, 200..., 800..., 1800, 1900, 2000...), de los que se exceptúan a su vez aquellos cuyo número de siglo sea divisible por 4. Asimismo se corrigió en el calendario gregoriano la duración de los meses, ya fijada básicamente en el calendario juliano.

El año bisiesto fue ya instituido por el calendario juliano, que añadía un día cada cuatro años en el mes de febrero, intercalándolo entre los días 23 y 24. Los romanos llamaban al 23 de febrero, "sexto calendas Martii" (el sexto día antes de las calendas de marzo). Al no permitir la peculiar cuenta y denominación de los días por los romanos "alargar" el mes, sólo les quedaba la opción de "repetir" un día. El día elegido para ser repetido fue el 23 de febrero, el sexto calendas, por lo que a los años en que se repetía (bis) ese día se les llamó bis-sextilis, que nos dio finalmente el nombre de bisiesto. "23-F bis" es un buen recurso mnemotécnico para recordar el origen de la palabra "bisiesto".

El Papa Gregorio XIII reunió un grupo de expertos que, después de cinco años de estudios, implantó el calendario que actualmente tenemos en vigor en la sociedad occidental, realizando las siguientes reformas al calendario juliano.

Se excluyeron diez días, disponiéndose que el 5 de octubre se contase como 15 de octubre. Se corrigió la duración del año solar, estableciéndose en 365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos. Se hizo empezar el año el 1 de enero.
Los años seculares se convirtieron en bisiestos sólo si resultaban divisibles por 400, de este modo se ganaba la fracción de un día cada cien años, que en 15 siglos había ascendido a 10 días. El nuevo calendario fue inmediatamente adoptado en todos los países católicos, pero el resto del mundo tardó en aceptarlo, siendo Rusia el último país que lo adoptó en 1918.

Julio CésarJulio César

Calendario Juliano

Se llama así al creado por Julio César el año 47 antes de Jesucristo (antes de la era cristiana). Si el calendario juliano es el punto de referencia del calendario romano, esto es debido a que la reforma que decretó Julio César puso fin a una situación en algunos momentos caótica.

Entre los primitivos romanos, los habitantes de Alba Longa tenían un calendario de 10 meses, cuya duración oscilaba entre los 18 y los 36 días; los de Labinia tenían un año de 374 días distribuido en 13 meses; los etruscos sólo tenían meses lunares. Finalmente se llegó a un calendario de 304 días agrupados en 10 meses: 6 de 30 días, y 4 de 31. Con estas oscilaciones está claro que todos los años había que estar haciendo reajustes. Por empezar, febrero era el último mes del año y en él se hacían los ajustes. En la época de Numa Pompilio cada dos años se intercalaba entre el 23 (el sexto calendas) y el 24 de febrero un mes de 22 o 23 días llamado mercedinus (de mercedem, que entre otras cosas significa "paga"), porque ese era el mes en que se pagaba a la servidumbre. Ese sistema daba unos desajustes que debían regular los pontífices; y lo hacían no con criterios astronómicos, sino políticos; con lo que el invierno "civil" acabó cayendo en el otoño astronómico.

Fue Julio César, en el año 47 a. de J.C. (707 de la fundación de Roma) quien puso orden en este caos. Por empezar, para que volviese a caer cada estación, con las fiestas y celebraciones correspondientes, en el tiempo astronómico que le correspondía, se vio obligado a hacer el primer año de 445 días. Fe conocido con el nombre de año de la confusión. A partir de ahí ya todos los años eran de 365 días, menos los bisiestos, que eran de 366. Año bi-siesto era aquel en que se repetía (bis) el sexto calendas martii, es decir el 23 de febrero, y se le llamaba bissextocalendas. Con esto se corrigió de forma importante, pero no del todo, la diferencia que iban acumulando el exceso de poco más de un cuarto de día que le sobraba a cada año. No del todo, porque cada 128 años los minutos sobrantes sumaban un día más.

El año juliano quedó pues con los 12 meses que hoy conocemos, pero con una pequeña variación: enero, marzo, mayo, julio, septiembre y noviembre (los meses impares) tenían 31 días, y los demás (los pares) 30, ¡incluido febrero en los años bisiestos! Pero, lo que hace la vanidad, Augusto no podía consentir que el mes de julio(en honor de Julio César) tuviese 31 días, y el mes instituido en su honor, agosto, tuviese sólo 30. Así que deshizo el orden de meses alternos, y le puso también 31 días al mes que llevaba su nombre. Se lo tuvo que quitar a febrero, al que dejó con 28 los años no bisiestos, y 29 los bisiestos.

Pero tampoco es este el único desajuste del calendario juliano, que al fin y al cabo no es importante para que salgan las cuentas. Es que en los nombres de los meses vuelve a pecar de inconsecuente: los antiguos meses de los romanos, eran: 1º, Martius, de 31 días; 2º, Aprilis, de 30; 3º, Maius, de 31; 4º Junius, de 30; 5º, Quintilis, de 31 (obsérvese que desde este mes hasta el décimo, el nombre es simplemente el del número de orden que ocupan en el calendario); el 6º, Sextilis, de 30 días; el 7º, September, de 30 días; el 8º, October, de 31 días; el 9º, November, de 30 días, y el 10º, el december, de 30 días. Más adelante se añadió un undécimo mes, el Februarius, al final del año; y finalmente el duodécimo, el Januarius, que se colocó al principio del año.

Al poner orden Julio César en el calendario, asesorado por el astrónomo alejandrino Sosígenes, no se preocupó de recuperar la coherencia léxica para los meses de september, october, november y december, que dejaron de ser los meses séptimo, octavo, noveno y décimo, para convertirse en noveno, décimo, undécimo y duodécimo respectivamente. Conservaron el nombre ordinal, pero bien desordenado.


Fuente: ciudadanodelmundo.espacioblog.com/post/2006/06/17/el-calendario-gregoriano-historia y elalmanaque.com/calendarios/juliano.htm
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septiembre 05, 2011

Origen del Canto Gregoriano y la liturgia

Coro de Canto GregorianoCoro de Canto Gregoriano (Santo Domingo de Silos - Burgos, España)

La reforma Carolingia

Entre los años 680 y 730, con los primeros carolingios, se produjo la refundición del repertorio romano existente en lo que desde entonces pasó a conocerse como Canto Gregoriano, en centros como Corbie, Metz o Sankt Gallen, y ello permitió su rápida divulgación por el norte de Europa. Los ritos anteriores eran, básicamente, el céltico, el ambrosiano, el galicano y el mozárabe o visigótico; todos ellos, enfrentados al rito romano tradicional, fueron desapareciendo paulatinamente tras la aparición de la liturgia Gregoriana, aceptada definitivamente a finales del siglo X.

Pipino el Breve, padre de Carlomagno, fue consagrado como rey de los francos por el papa Esteban II, quien se encontró con que en el reino se practicaba un rito distinto del romano, el galicano.

Desde ese momento, Roma empezó a formar chantres enviados desde la Galia y a suministrar libros que permitiesen llevar a cabo la reforma de la liturgia; las escuelas de Rouen y Metz se convirtieron en centros fundamentales de enseñanza del canto gregoriano. El repertorio impuesto inicialmente fue ampliado por los carolingios con piezas nuevas, y llegaron a ser tan numerosas que se vio pronto la necesidad de conservarlas por escrito, incluyendo la melodía. Para conseguir esto último, aparecieron unos signos aislados similares a acentos del lenguaje, los neumas; para lograr una mejor representación de los sonidos, los neumas se agrupaban o separaban en función del lugar exacto en que se localizaba cada sonido.

Apogeo del Canto GregorianoApogeo del Canto Gregoriano

Este primer esquema iba a experimentar importantes modificaciones en los siglos posteriores, que se centran, básicamente, en cuatro puntos: la introducción del pautado hacia 1050, la diferencia entre las modalidades de ejecución, la generalización del canto a varias voces, con la aparición de la polifonía, y la imposición del compás regular.

En primer lugar, durante el siglo XI quedaron establecidas las reglas que iban a determinar la notación musical de una forma homogénea, y los neumas se convertirían con el tiempo en lo que hoy son notas musicales, mediante la indicación del tono y la duración de cada sonido; para ello, se anotaban en un tetragrama, antecedente del pentágrama actual.

La ejecución pasó a ser de dos tipos: silábico, cuando cada sílaba del texto se corresponde con una única nota, o melismático, cuando cada sílaba es entonada por más de una nota musical.

La polifonía marcó un hito importante. Hasta el siglo IX, el canto era exclusivamente monódico, es decir, con una sola melodía. Mediante la polifonía, se combinan sonidos y melodías distintas y simultáneas para cada nota musical. Un sencillo ejemplo de ello es el canto conjunto de hombres y mujeres, que combina voces agudas con graves. Finalmente, el compás permitió mantener un equilibrio entre distintas voces superpuestas, pues introducía un elemento de medida, imponiendo un ritmo más o menos preciso.

El declive y la situación actualEl declive y la situación actual

Dichas innovaciones condujeron al Canto Gregoriano hacia una situación de crisis que se vio agravada con el Renacimiento, mucho más inclinado a recuperar las tradiciones de la antigüedad clásica. Tras el Concilio de Trento, la Santa Sede decidió reformar todo el canto litúrgico, encomendando inicialmente tal misión a Giovanni Palestrina y Aníbal Zoilo en 1577, pero en los siglos posteriores fueron desapareciendo poco a poco los rasgos principales: eliminación de las melodías en los manuscritos, supresión de los signos y desaparición del viejo repertorio.

Sin embargo, con la instalación de los benedictinos en la abadía de Solesmes en 1835, se produjo su resurgimiento, reforzado con la creación de una escuela para organistas y maestros cantores laicos, gracias a Luís Nierdermeier en 1853. Poco a poco, el Canto Gregoriano se ha ido recuperando y, desde la citada abadía, se ha ido extendiendo a otras, como Silos, Montserrat o María Laach, recuperándose gran número de manuscritos de los siglos X al XIII. En las abadías, el monje se identifica con la vida monástica a través de la oración, recitada siempre según el Canto Gregoriano, siete veces al día: maitines, laudes, tercia, sexta, nona, vísperas y completas.

- Canto Gregoriano de los Monjes de Santo Domingo de Silos, Burgos - España -



Fuente: arteguias.com/cantogregoriano.htm
Origen del Canto Gregoriano y la liturgia Origen del Canto Gregoriano y la liturgia

El nombre de canto gregoriano proviene del papa Gregorio I (Vivió del 540 al 604 d.C.), (Como Papa del 590 al 604 d.C.), quien introdujo im...

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septiembre 01, 2011
 

 

Pedro Luis Cenzano Diez (Administrador)
Yolanda Torres Cerezo (Supervisora)

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