El origen de este método, tan mortal, se le ocurrió a un dentista y también inventor de Búfalo (EE.UU.), llamado Alfred P. Southwick () en 1881. Por una mera casualidad de la vida, el doctor Southwick contempló la "agradable" muerte de un hombre al tocar un generador. Imagen que quedó grabada en su mente, fue a su consulta y observando el asiento en el que atendía a sus pacientes, creyó que unir la electricidad con una silla, podría ser la mejor opción alternativa a la horca (procedimiento con el que se hacía la pena capital en su Estado). De esta forma y "gracias" a la casualidad de este doctor fue como surgió la silla eléctrica.
Después de un extensa controversia, el dentista logró el apoyo del demócrata David B. Hilldel, Gobernador de Nueva York, logrando de esta manera que el 1 de enero de 1889 entrara en vigor una reforma legal que autorizaba el uso de la electrocución. Año y medio después de ser aprobada esta ley, el preso William Kemmler -condenado por asesinar a su amante, Tillie Ziegler- tuvo el terrible honor de ser el primer condenado a morir en una silla eléctrica el 6 de agosto de mil ochocientos noventa. Como la primera descarga no acabó con su vida, entre quejidos -mientras que se recargaba la dinamo para obtener más voltaje, su cuerpo desprendía un olor a quemado y se le chamuscaba el pelo- Kemmler debió esperar más de un minuto hasta percibir una segunda y definitiva descarga de dos mil voltios. El espectáculo debió ser tan espantoso que hubo quien dijo que habría sido mejor utilizar un hacha.
Fuente: cj-worldnews.com/spain/index.php/blogs/in-albis/item/29-la-silla-elc3a9ctrica-la-inventc3b3-un-dentista y es.wikipedia.org/wiki/Silla_el%C3%A9ctrica
La silla eléctrica por Ley
Después de un extensa controversia, el dentista logró el apoyo del demócrata David B. Hilldel, Gobernador de Nueva York, logrando de esta manera que el 1 de enero de 1889 entrara en vigor una reforma legal que autorizaba el uso de la electrocución. Año y medio después de ser aprobada esta ley, el preso William Kemmler -condenado por asesinar a su amante, Tillie Ziegler- tuvo el terrible honor de ser el primer condenado a morir en una silla eléctrica el 6 de agosto de mil ochocientos noventa. Como la primera descarga no acabó con su vida, entre quejidos -mientras que se recargaba la dinamo para obtener más voltaje, su cuerpo desprendía un olor a quemado y se le chamuscaba el pelo- Kemmler debió esperar más de un minuto hasta percibir una segunda y definitiva descarga de dos mil voltios. El espectáculo debió ser tan espantoso que hubo quien dijo que habría sido mejor utilizar un hacha.
Fuente: cj-worldnews.com/spain/index.php/blogs/in-albis/item/29-la-silla-elc3a9ctrica-la-inventc3b3-un-dentista y es.wikipedia.org/wiki/Silla_el%C3%A9ctrica
0 comentarios Google 0 Facebook