
Ante la importante expansión demográfica y económica que sufre la ciudad, y en un ambiente de paz y de prosperidad se ordena su construcción, el obispo Maurice de Sully, coloca la primera piedra de la nueva catedral de París en el año 1163. El proyecto inicial ya contemplaba la construcción de dos torres, la construcción de la fachada principal no comienza hasta el año 1200 antes de dar por concluidos los trabajos en la nave. Durante estos años se suceden varios arquitectos en la obra de la cual dan testimonio la fachada y las torres. Al cuarto arquitecto se debe la construcción del nivel del rosetón entre los años 1210 a 1220, rodeado por dos ajímeces (ventana arqueada, dividida en el centro por una columna: la columna que parte el ajimez se llama parteluz), además de la construcción de las grandes salas de estas torres. En los años 1220 a 1230 su sucesor añadió la galería de la columnitas que se extiende desde una torre hasta la otra. Las torres se terminan hacia el año 1245.
Desde la consagración de la capilla mayor, en 1182, fue el sitio de grandes acontecimientos religiosos y políticos dada la importancia que tenía París en el reino: los primeros Te Deum cantados en acción de gracias con motivo de las victorias de Felipe Augusto, el recibir la Corona de espinas traída por San Luis, la apertura de los primeros Estados generales por Felipe IV el Hermoso. Desde entonces, la historia de la catedral está vinculada a la de Francia. En los siglos XVII y XVIII, Notre Dame fue teatro de los actos solemnes de la grandeza de la realeza: victorias, exequias, etc... Pero ya se había extinguido la inspiración gótica y no dudaron en reemplazar las grandes vidrieras de color por otras blancas más luminosas.

Así pues, cuando fue devuelta al culto bajo el Consulado, era un edificio muy deteriorado, que tuvieron que ocultar bajo oros y tapices para el acto de coronación de Napoleón I, el 2 de diciembre de 1804.
Hubo que esperar a que volviera la prosperidad y a que el movimiento romántico rehabilitase una Edad Media sin duda mítica, para que emprendiesen la restauración de la catedral por los arquitectos Jean-Baptiste Lassus y Eugène Viollet-le-Duc a partir de 1845 rehabilitaron totalmente el decorado esculpido. La terminación de las obras coincidió con la reestructuración de la isla de la Cité por el barón Haussmann, quien suprimió todo el barrio antiguo, aislando Notre Dame detrás de un atrio inmenso.
En el siglo XX, sigue gozando Notre Dame de un gran prestigio. Contribuyen los ministerios sucesivos a las obras imprescindibles para su conservación. Como catedral de Francia fue el lugar donde se celebró la victoria, al fin de las dos grandes guerras mundiales. En la actualidad, allí es donde se celebran los funerales en honor de los jefes del Estado.
Notre Dame es pues en la actualidad a la vez el lugar de recogimiento y de oración, como quisieron que fuese sus primeros constructores, y el de los grandes acontecimientos de carácter religioso y nacional para la comunidad francesa.
A pesar de su historia, es sin duda la fama que le dio el escritor Victor Hugo, lo que hace de la Catedral de Notre Dame un lugar infaltable en el recorrido de París.
La novela, Nuestra Señora de París, más conocida como El jorobado de Notre Dame, se escribió en 1831 y está compuesta por once libros que narran la desdichada historia de la gitana Esmeralda y Quasimodo, un jorobado sordo que se enamora perdidamente de la mujer en un París del siglo XV.
Paradójicamente, la obra fue escrita por Victor Hugo poco tiempo después de que se separa de su esposa Adèle y le tomó seis meses culminarla. El trabajo fue arduo y extenuante físicamente, pero fue muy bien recompensado por la excelente crítica y las numerosas ventas. La historia nos presenta a Esmeralda, una hermosa bailarina gitana; Quasimodo, un joven deforme que se encarga de las campanas de la catedral; y el archidiácono Claude Frollo, padre adoptivo del campanero.
Frollo se enamora de Esmeralda y le pide a Quasimodo que la rapte. El intento fallido le causa un doloroso juicio público al pobre sordo y hace que la bailarina se compadezca de él. La historia termina trágicamente cuando Esmeralda es acusada por un crimen que no cometió y prefiere morir en la horca antes de aceptar el amor de Frollo.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los bombarderos alemanes destruyeron muchos de sus hermosos vitrales y pocos se salvaron. A pesar de estas peripecias, la iglesia se ha mantenido en pie, albergando historia y arte que hoy se puede apreciar visitando las criptas, el museo arqueológico y las ruinas subterráneas que aún alberga.

París tiene cientos de atractivos turísticos. Es una ciudad llena de historia y de mezcla de arte y cultura. La visita a la Catedral de Notre Dame es un paso obligado para todos los turistas.
Fuente: viajeuniversal.com/francia/paris/notredame/hitorianotredame.htm y archivo PDF
Una verdadera lastima lo ocurrido.
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