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Mantel de coria

Coria, (municipio español de la provincia de Cáceres, Extremadura) que, desde luego, no puede alegar haber sido capital de un reino medieval. Pero Coria fue diócesis antes que Oviedo y del mismo modo que la invasión islámica provocó el traslado del Sudario al norte, pudo provocar que se ocultara el Mantel en Coria. Su hallazgo, enterrado en unas arcas bajo la catedral, fue posterior a 1370 y anterior a 1403, lo cual complica la historia, ya que hace posible que no hubiera llegado a Coria antes de la conquista musulmana, sino después de la reconquista cristiana (1142).

El Mantel podría haber sido llevado a Coria por alguno de los primeros obispos caurienses. El primero, Íñigo Navarrón, asistió al Concilio de Reims en el año 1148. Su sucesor, don Suero, vivió en Roma junto al Papa Eugenio III.

En cuanto a su escasa fama actual, la objeción se desvanece porque su causa es precisamente la gran fama que tuvo y el alboroto que se organizaba cada año cuando ésta y otras reliquias eran expuestas en el balcón construido al efecto en la catedral de Coria. El afán de los devotos por tocar el mantel era tal que, probablemente, sea la causa de sus múltiples desgarrones. Tal era el fervor que ponía en peligro la misma existencia de la reliquia, por lo que en 1791 el obispo Juan Álvarez Castro prohibió que se volviera a exponer en el balcón. Desde entonces, el Mantel nunca ha sido mostrado al público y ha caído en el olvido. Salvo para los caurienses. Cualquiera puede verlo en el Museo de la catedral, dentro de una urna de plata. Es la principal joya de las no pocas que conserva esta seo, gravemente dañada por el terremoto de Lisboa de 1755. Si su autenticidad se confirmara, la seguridad de la reliquia no sería el menor de los problemas.

Mantel de coria

A favor de la autenticidad habla la propia constitución del Mantel. Es de lino puro y lleva adornos de índigo, tinte que no se conoció en Europa hasta que lo importaron los holandeses a principios del siglo XVI. Su carácter antiguo y oriental fue confirmado en 1962 por los profesores que lo estudiaron en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid: Francisco Hernández Pacheco y Alfredo Carrato Ibáñez, y por el arqueólogo e historiador del arte Manuel Gómez Moreno, especialista en tejidos.

Para el investigador estadounidense John P. Jackson y su esposa Rebecca, lo más llamativo no es, sin embargo, la historia ni la constitución del Mantel de Coria, sino sus dimensiones 442 por 92 centímetros lo hacen muy semejante a los 437 por 111 de la Sábana de Turín. Los Jackson siempre han sospechado que la Sábana Santa pudo ser uno de los manteles utilizados en la Última Cena: para que fuera una sábana limpia —como de ella se dice en el Evangelio de San Mateo— debería existir un mantel superior que protegiera esa otra tela con la que se amortajó a Cristo.

Jackson es conocido por su reciente propuesta de un nuevo análisis de la Sábana de Turín con radiocarbono que corrija los posibles errores de la datación hecha en 1988. Ahora el centro de su atención es este Mantel, en el que espera encontrar huellas que lo relacionen con la Síndone.

Diversos estudios sobre el Mantel de Coria y la Sabana Santa de Turín

1962
El Mantel de Coria es estudiado por expertos del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, que confirman que se trata de una tela de lino puro antiguo con tintura de índigo, que no se conocía en occidente antes del siglo XVI. A pesar de que en 1959 se había fundado en Turín el Centro Internacional de Sindonologia, no se relacionaron las investigaciones, ni se conservan los datos de la de Madrid. Coria sigue perdiendo protagonismo al trasladarse la sede principal del obispado a Cáceres durante el pontificado de Manuel Llopis Ivorra ().

1978
La Sábana de Turín es vista por tres millones de personas durante su primera ostensión en tiempos contemporáneos. John Jackson forma parte del equipo de 30 investigadores de la NASA y la Fuerza Aérea de EEUU que estudiaron la Sábana durante 120 horas. Como experto en la interpretación de fotos de la Luna y Marte, descubre la tridimensionalidad de la imagen, cuya intensidad depende de la distancia al cuerpo. El biólogo suizo Max Frei Sulzer estudia los granos de polen que permiten determinar que la Sábana estuvo en Palestina y Anatolia.

1988
Se intenta comprobar con el método del Carbono 14 la antigüedad de la Sábana Santa, que desde 1983 era propiedad de la Santa Sede, como herencia de Umberto II de Saboya. De una zona marginal de la Sábana se sacan tres muestras del tejido. Los resultados obtenidos de los tres laboratorios encargados del examen (Oxford, Tucson y Zúrich) asignaron al tejido una fecha entre el 1260 y el 1390 d.C. Estudios experimentales posteriores probaron que contaminaciones de tipo biológico y químico rejuvenecen en apariencia los tejidos, cuando le añaden más átomos de C14 de los que por su edad debería tener. La Sábana Santa sufrió contaminación biológica (microhuellas halladas sobre ella) y químico (incendio de 1532 en Chambery).

2008
Después de tres décadas de estudio de la Sábana Santa, John Jackson consigue que el laboratorio de Oxford se comprometa a examinar de nuevo el tejido de la Síndone con métodos que permitan detectar y corregir el rejuvenecimiento aparente provocado por átomos de C14 incorporados después de la fecha en que se creó el objeto. Al mismo tiempo, tras estudiar el Sudario de Oviedo y el Mantel de Coria, es el primer investigador que lanza la hipótesis de que la Sábana Santa pudo ser uno de los manteles de la Última Cena. Para comprobar la hipótesis de que el Mantel de Coria hubiera estado superpuesto a la Sábana de Turín, lo ha fotografiado con todo detalle en búsqueda de posibles manchas que se correspondan con algunas existentes en la Síndone. También ha realizado microfotografías para estudiar el tejido, y analiza las partículas almacenadas en el Mantel, extraídas por medio de cintas adhesivas, con vistas a reconocer, mediante análisis de polen y de otros elementos, los lugares por los que ha pasado esta reliquia a lo largo de la historia.

Una hipótesis razonable
La diócesis de Oviedo se fundó en 802, tras la rebelión contra los musulmanes; la de Coria existía en 589 y probablemente en 338, y su obispo Pedro fue asesinado por los invasores árabes. Por lo tanto no es alocado que pueda tener reliquias valiosas. Pero la pretensión de que la Sábana Santa de Turín haya sido un mantel parece a algunos casi irreverente. Para los Jackson, la prueba de que los judíos usaban manteles en época antigua aparece en los Hechos de los Apóstoles (10:13-14), cuando Pedro ve bajar del cielo un mantel con animales para comer. El que San Marcos afirme en el Evangelio (15,46) que José de Arimatea “compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella”... no implica que la comprara para envolver el cadáver. El propio Marcos ha dicho antes que ya había atardecido cuando José pidió el cuerpo a Pilato. Era Pascua y nadie podía trabajar. Si no tuvieron tiempo para comprar bálsamo, tampoco una sábana de lino puro. Los Jackson no ahorran esfuerzos para comprobar si el Mantel de Coria y la Sábana Santa estuvieron juntos en la Última Cena. Han hecho ya dos viajes para fotografiarlo detalladamente, han tomado en cintas adhesivas muestras de polen y demás partículas que haya adquirido, para reconstruir su historia.

- Documental -



La Gaceta
Fuente: archivo PDF

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Pedro Luis Cenzano Diez (Administrador)
Yolanda Torres Cerezo (Supervisora)

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