Una de las características fundamentales del encuentro del mundo hispánico con el indígena americano es la relativa al mestizaje. Los elementos inmigrados (blancos en su mayoría provenientes de Europa, y negros procedentes de África en menor proporción) se cruzan con los indígenas entre sí, y tales mezclas, cada vez más complicadas, tipifican la población de las distintas regiones del continente.
El mestizaje fue un elemento fundamental en la demografía y en la sociedad hispanoamericana donde se vio favorecido por la carencia de prejuicios raciales y la escasez de mujeres blancas entre los conquistadores y primeros pobladores.
El crecimiento vegetativo de la población criolla, considerada como blanca, se hizo básicamente a expensas del mestizo, pues se entendía que hasta con un octavo de sangre india una persona podía considerarse blanca, y, por otra parte, porque el índice de natalidad de blancos puros era muy bajo, tanto por el escaso número de mujeres blancas como por la falta de aclimatación, que disminuía su fecundidad. El mestizaje con negro fue numéricamente inferior; la esclavitud de éste hizo que se prohibiera el matrimonio interracial y que el mulato (blanco y negro) y el zambo (indígena y negro) fueran siempre ilegítimos y producto de uniones esporádicas: cabe señalar que mulatos y zambos solían heredar la esclavitud de la madre.
El fenómeno del mestizaje, tan propio de Hispanoamérica, se acrecentó con el transcurso de la colonización. La legislación española que se puso en vigor tendió a fomentar los casamientos interraciales, y el mestizaje, que fue creciendo sistemáticamente, fue determinante en la demografía y etnografía hispanoamericanas.
En el territorio de Brasil (colonizado por Portugal), el mestizaje y la fusión de razas fue todavía más amplio que en la América Hispana, ya que la población indígena era considerablemente más reducida y los negros fueron más numerosos. Además los inmigrantes se concentraron en zonas más limitadas.
En América anglosajona (colonizada por Inglaterra) la situación fue muy diferente, pues no hubo en absoluto fusión alguna entre las poblaciones inmigrantes y nativas. Los indígenas (indios) fueron desde el principio, desalojados y obligados a retroceder al interior del territorio. Así, su pequeño número inicial no cesó de decrecer. En cuanto a los negros tampoco hubo mezcla. Blancos y negros aumentaron paralelamente, pero si los blancos crecieron numéricamente desde mediados del siglo XVII, por inmigraciones masivas y aumento demográfico, en las regiones del sur muchos centenares de miles de esclavos negros llegaron a representar más del tercio de la población dotada de una natalidad muy alta.
En Nueva Francia (Canadá) tampoco hubo mestizaje. El vasto territorio fue hasta fines del siglo XVIII un país muy poco poblado, pues, a pesar de los progresos realizados, la inmigración (tanto de franceses como de ingleses) fue escasa. Pero este hecho cambió bruscamente la demografía canadiense, sobre todo cuando la revolución de las Trece Colonias llevó al Canadá cerca de 40.000 personas procedentes de Gran Bretaña que se instalaron en Nueva Escocia y en el valle de San Lorenzo.
Clic en la imagen para ampliar
Las razas y clases sociales
La escala social, en función de la raza, contaba con las siguientes graduaciones:
1.- Españoles peninsulares y canarios; ocupan la cúspide de la escala social y la alta administración.
2.- Españoles americanos o criollos; terratenientes, comerciantes e intelectuales.
3.- Individuos de raza mezclada (mestizos, mulatos, etc.); pequeños comerciantes, empleos administrativos y milicia.
4.- Indios; trabajos agrícolas y mineros.
5.- Negros; servidumbre y esclavos.
Fuente: archivo PDF
0 comentarios Google 0 Facebook