El color de la cerveza o de cualquier líquido transparente depende de la cantidad a través de la que se mire. Una sola gota de cerveza parece incolora, pero un vaso de ésta, según el tipo, puede tener un color amarillo ámbar o café oscuro. La cerveza de color amarillo en un vaso parecerá roja en un recipiente de vidrio claro del tamaño de un barril.
Su espuma parece blanca porque cada diminuta burbuja de cerveza contiene bióxido de carbono. La luz que llega al ojo atraviesa una insuficiente cantidad de cerveza para que la veamos amarilla. En otras palabras, no tiene tiempo de cambiar de color.
Quizá haya observado usted que algo similar sucede con el agua. Una gota de agua es muy clara; lo mismo ocurre con un vaso de ella, si es pura. No obstante, si observa un canal de agua a varios metros de distancia, el líquido presenta un leve tinte azul. Cuanto más largo es el canal, el color es más intenso.
Si se sumergiera usted en medio del océano, observaría que a mayor profundidad se vuelve más oscuro. Finalmente, se encontraría rodeado de una oscuridad total; el agua habría absorbido la luz. En un imaginario mar de cerveza, la luz cambiaría de color amarillo a rojo, luego a rojo oscuro y, por último, a negro. Pero la espuma de la cerveza, lo mismo que la del mar, sería invariablemente blanca porque la luz que pasa a través de ella incide sobre muy poco líquido.
Fuente: selecciones
Su espuma parece blanca porque cada diminuta burbuja de cerveza contiene bióxido de carbono. La luz que llega al ojo atraviesa una insuficiente cantidad de cerveza para que la veamos amarilla. En otras palabras, no tiene tiempo de cambiar de color.
Quizá haya observado usted que algo similar sucede con el agua. Una gota de agua es muy clara; lo mismo ocurre con un vaso de ella, si es pura. No obstante, si observa un canal de agua a varios metros de distancia, el líquido presenta un leve tinte azul. Cuanto más largo es el canal, el color es más intenso.
Si se sumergiera usted en medio del océano, observaría que a mayor profundidad se vuelve más oscuro. Finalmente, se encontraría rodeado de una oscuridad total; el agua habría absorbido la luz. En un imaginario mar de cerveza, la luz cambiaría de color amarillo a rojo, luego a rojo oscuro y, por último, a negro. Pero la espuma de la cerveza, lo mismo que la del mar, sería invariablemente blanca porque la luz que pasa a través de ella incide sobre muy poco líquido.
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