Lo que hoy conocemos como póquer (o póker), juego de cartas de los llamados de apuestas nació en el siglo X a. de C. en Persia, donde se practicaba un juego de naipes llamado As. Este consistía en formar parejas, tríos y escaleras del mismo palo.
Durante las cruzadas, en la Edad Media, se importó a Europa, jugándose por aquella época con sólo tres cartas por jugador. En Italia tomó el nombre de Primiera, y en España, Primera. En torno al año 1700 se comenzó a jugar con cinco cartas y, además de apostar, ya era muy común tirarse faroles durante el juego, es decir, hacer creer que se llevaba la mejor mano de lo que la suerte le había otorgado, algo que debe dominar todo buen participante que se precie. Al principio este juego se llamaba Brag en Inglaterra, Pochen en Alemania y Poque en Francia.
A lo largo del siglo XVIII, los colonos franceses introdujeron el juego en los territorios de Louisiana (sur de Estado Unidos), llegando a extenderse por el resto del país a lo largo de los años. Por medio de los soldados de la Guerra de Secesión, muy aficionados a las timbas de cartas, el póker se hizo enormemente popular a partir de ese momento. Incluso en el siglo XX, el cuerpo expedicionario estadounidense llego a reimportarlo durante La Primera Guerra Mundial, también conocida como Gran Guerra.
Fuente: archivo PDF
0 comentarios Google 0 Facebook