Esta antiquísima tradición de vestir de negro en los funerales, bastante extendida en toda la cultura occidental, pretende representar una muestra de respeto hacia el fallecido. Sin embargo, la procedencia de la tradición no está tan clara. Distintos estudios antropológicos coinciden en señalar como su alternativo origen al miedo ancestral de los vivos a ser poseídos por el espíritu de los muertos. Así, los hombres primitivos pintarían en los ritos funerarios sus cuerpos de negro para impedir, al quedar camuflados, que el espíritu del finado encontrara un cuerpo donde establecerse.
Esta hipótesis se ve corroborada por el hecho de que los habitantes de ciertas tribus africanas actuales se cubran con cenizas blancas en los funerales, escondiendo de esta manera el color negro de su piel a la vista de las almas perdidas. Algo semejante sucede igualmente en la India, donde tradicionalmente el color del luto es blanco, en contraposición a la tez morena de sus naturales.
Fuente: archivo PDF
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