
Esa ley veneciana permitía a cualquier inventor de una invención viable registrarla en una Oficina estatal. Gracias a ese registro, el inventor disponía de ciertos derechos sobre su invención, de modo que nadie podía copiarla o venderla sin su consentimiento previo. Esa protección tenía una duración limitada de 20 años, período después del cual la invención podía ser copiada o vendida por cualquiera. A cambio de esa protección, el inventor tenía que utilizar su invención en beneficio del Estado.
Después de Venecia, otros Estados empezaron a alentar y a proteger a sus inventores con leyes similares, y en la actualidad casi todos los países tienen su propia legislación moderna sobre patentes.
Fuente: archivo PDF
0 comentarios Google 0 Facebook