En la edad media lo culinario era un indicador de las clases sociales. Los alimentos, sobre todo algunos en particular, indicaba el nivel económico y social de quien los poseía. Es decir que no solo indicaba la diferencia entre clanes más o menos acaudalados, sino que indicaba la jerarquía social pues en la edad medieval existían decretos que establecían que alimentos podían ser consumidos por los nuevos ricos y cuales no. Es decir que algunas variantes de alimentos solo eran permitidas para los integrantes de la nobleza. Las normas sociales también ordenaban que el alimento de las clases obreras se debía refinar menos que el de la elite social puesto que se creía que el trabajo manual duro requería un alimento con características más bastas y menos costosas.
La cocina medieval, como opinión general, se dice que era grosera y poco refinada; que se usaban grandes cantidades de especias para cubrir el olor y el sabor de los alimentos alterados; que las personas comían exclusivamente carnes asadas en grandes llamas, probablemente demasiado crudas o demasiado quemadas hasta el extremo de carbonizarlas.
Esto no es del todo acertado, aunque tiene vetas de realidad acerca de la primera parte de la edad media. La cocina de fines de la época medieval era una búsqueda constante de sabores, colores y combinaciones, todo con el fin de lograr el máximo placer posible. Receta tras receta, se hace evidente que la cocina medieval era un arte que necesitaba de mucha dedicación y de mucha inventiva porque las cocinas medievales estaban geográficamente limitadas y eran menos cosmopolitas que las de hoy.
El transporte de alimentos y la comunicación existente durante este período eran muy lentos, siendo la tecnología de preservación muy limitada, evitando todo ello la exportación de muchos alimentos frescos, especialmente la fruta, el pescado y la carne.
La sociedad medieval comía dos veces al día: el almuerzo, próximo al mediodía, y una merienda frugal. Si se celebraban reuniones sociales, las meriendas se sustituían por un festín. Había cenas a altas horas de la noche y los banquetes, comunes entre las clases altas, se preciaban de tenerlo todo en un completo bufé.
Los alimentos utilizados en la edad media

Los condimentos eran muy usados en aquella época, los más comunes, y heredados por la cocina actual, eran: Jengibre, Azafrán, Canela, Cardamomo, Nuez moscada, Macis, Clavos de olor y Pimienta.
Quizás los más populares fueran el perejil, el cilantro y la menta. Pero también hierbas como la mejorana y la salvia que se utilizaba bastante. A menudo aparecen en combinación, embadurnadas sobre la carne o dando sabor a la sopa.
El gusto por el cilantro en los platos salados ha perdurado en la cocina europea y en algunos países latinoamericanos.
Una lista completa incluía: Ajedrea, Cilantro, Hinojo, Mejorana, Orégano, Menta, Mostaza, Perejil (también se usaba la raíz), Ruda, Salvia y Tomillo
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