El chat y el amor cortés
Con respecto a la distancia necesaria para encender el amor masculino, el obstáculo y la inaccesibilidad al objeto, ese amor que perpetuamente insatisfecho se nutría autogestándose en la espera ansiosa en el “amor cortés” del siglo X a XIII, en nuestra época del chat se puede quizás situar el impedimento en aquello que parece fomentarlo: el medio mismo, la pantalla del ordenador. No se trataba el amor cortés de un amor necesariamente platónico. Bajo su influjo la relación amorosa se establece en grados: (En terminología latina)
1º Visus: La contemplación del enamorado que lo lleva a enamorarse y que aún no se ha atrevido a confesárselo a la Dama.
2º Colloquium: La conversación en la que el amante declara su amor, pero aún no es correspondido.
3º Contactus: Desde que la Dama presenta el “buen rostro” - puede haber entregado una prenda - , hasta la aceptación, las caricias y los besos.
4º Factum: La unión sexual entre el amante y la Dama. Si bien el sentimiento amoroso cortés se realizaría esencialmente en el plano espiritual.
Por otra parte, el chat –aunque no parece ser lo habitual - puede concluir en un encuentro. Inclusive en algunas páginas de internet se brindan consejos para esa ocasión, especialmente sobre temas de seguridad. Ahora bien, el hecho de que concluya en un encuent ro, no resta veracidad a lo que hasta aquí hemos afirmado, ya que nos estamos refiriendo al chat en sí mismo, que parece favorecer un amor interruptus, un propósito activo de no satisfacción carnal. Una suspensión indefinida de la realización del deseo y un alejamiento voluntario del objeto del amor.
Esta dialéctica de la lejanía se refleja en el siguiente párrafo extraído de “El Minnesinger”, de Friedrich Von Hausen (1150 – 1190): “en el espacio la amada está tan lejos de mí, y sin embargo, la llevo en mi corazón. Y si ella se encuentra frente a mí siento cuán lejos está...”.

La mujer es un sueño del hombre, es su invento; ya que no existe concepto ni fórmula que la exprese, y esto porque tal como lo afirma J. Lacan “La mujer – como conjunto - no existe” (es ð ). Es así que cada hombre tiene que inventársela.
El mismo Kierkegaard, pero en “In vino véritas” dice: “El concepto de hombre responde perfectamente a su idea. Por eso en la realidad misma no se puede pensar más que un solo tipo de hombre existente, exclusivamente uno. La idea de la mujer, por el contrario, es una generalidad que no se agota en ningún tipo particular de mujer (...), por las mismas razones que acabamos de exponer, no se deja tampoco agotar en una fórmula cualquiera, pues es una deslumbrante infinitud de criaturas finitas (...) “En el hombre lo esencial es lo esencial y, en consecuencia, siempre permanecerá idéntico y todos los hombres serán siempre iguales unos a otros. En la mujer, en cambio, lo accidental es lo esencial y, por lo tanto, siempre habrá una diversidad inagotable y nunca jamás habrá dos mujeres iguales”.
Tener que inventarla: Artificio, invento que le permite aún muchos siglos después –en la actualidad vía el chateo- “salir airoso de la ausencia de relación sexual”, fingiendo que es él mismo el que la obstaculiza, y que sólo de sí dependería el abolirlos cruzando tierras y mares, acortando distancias con aquella que más allá de la pantalla supuestamente lo espera. Es poco probable que Jarkko Oikarinen haya previsto semejante uso para su propio invento.
Carlos E. Barbato
Fuente: archivo PDF

En el año 1988 Jarkko Oikarinen, de la Universidad de Oulu, en Finlandia, crea lo que llamó el Internet Relay Chat (IRC “relevo, posta, rep...
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